AUNQUE
Aunque yo estuviera frente a sus ojos, nunca podría acceder a un momento de su vida.
Aunque a medianoche yo me vuelva acorde de bellos pensamientos, nunca escuchará nada de mí en sus oídos; y andará por la ciudad sumergiéndose en sus anhelos, buscando reflejarse en sus posibles felicidades, doblando paredes de cemento con la brisa de un mejor porvenir. Y no dudará en repetir la única foto de su sonrisa cuando encuentre el motivo en sus semejantes, no en mí, de cuerpo de esterilla, absorbiendo oscuridad en mi cuadrado existencial, no para mí, que me veo tan inapropiado para el fluir de su vida.
No hay noche más hermosa para mí y el ruido del mundo hace eco bajo mi piel, adentro, donde ya no hay nada, donde amar fue la primera de todas las lecciones que nunca aprendí aunque extrañamente, todavía tenga miedo a morir; y moriría hasta la ridiculez y hasta reconocerme pequeño si estuviera frente a sus ojos.
Aunque yo estuviera frente a sus ojos no podría acercarme porque no trazo sus lindas formas, porque no existo y no me quiere, y si existiera, no soportaría ni mirarme porque todos los espejos le dan la razón y yo me hallaría en algo peor que la nada, condenado a disolverme en un éter cósmico.
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