Me miro al espejo y me pregunto que es lo que debo hacer para alejar de tus ojos la duda que te carcome el alma.
Cómo puedo hacer que mi seguridad del amor sea también la tuya y no sienta ese extraño nerviosismo que me recorre el cuerpo cuando enfrento a tus inquisidores ojos.
Quisiera que sientas cómo siento lo que siento cuando estoy contigo y no trates de sacarlo de mis poros cuando me abrazas y me miras.
¿Acaso no sabes lo extraño e inútil que se siente no poder entregar la paz del amor que tengo dentro?, ¿acaso no sabes que de tanto acusarme haces que me sienta culpable de los fantasmas que te has creado alrededor de nuestra historia?, ¿acaso no te das cuenta que no es otra cosa que tus palabras mal intencionadas a cada acción que realizo las que alejan mis palabras de amor?.
Me pides que te ame pero tu ya no me amas, o quien te ha dicho que el amor es la carcel de los sentimientos y la tortura de los momentos compartidos también con los amigos.
Tienes celos me dices, y yo hasta me he sentido halagado de que te sea tan importante como para que temas perderme. Pero los celos sirven para cuidar actitudes, para poner mas atención a las cosas que se hacen para que con esas nuevas actitudes el amor venza a los celos y vuelva la confianza. Pero tu rebasaste ese punto. Ahora ya no soy tu compañero sino una propiedad tuya. Algo que no permitirás que te quiten.
No te preocupes, nadie va a quitarte algo que tu misma estas destrozando con tanta saña y desconsideración.
Si tienes celos, perdón por lo que hice para provocarlos, pero si todo lo que he hecho hasta ahora no sirve para que confíes en mi..., pronto solo sabré de ti cuando te vea caminando por la calle.
FIN