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Hace unos años que estoy aquí sentado, hace unos años, meses, días y algunas horas que he estado aquí, sentado.

Lo que a continuación escribiré, lo esta escribiendo un ser humano con muchos defectos y lleno de incertidumbres y dudas que después de estos años he tratado de despejar y que ahora toca analizar con mucho más detenimiento porque está entrando la última etapa productiva en todos los aspectos de la vida y realmente es muy preocupante no por lo hecho hasta ahora sino por lo que pueda venir. Pero para mirar que puede venir hay que analizar lo hecho hasta ahora.

No será una autobiografía ni un testamento, será un recordatorio. No quisiera devolverme y recordar toda la vida pues me quedaría mucho tiempo remembrando las vivencias de ésta que han sido intensas y aunque algunas han dejado un sabor amargo la mayoría me sirvieron para enfrentar y afrontar lo que ahora está transcurriendo y de lo cual estoy orgulloso y feliz de haber vivido, me quedaría evocando grandes momentos, acontecimientos y personas gratas, me quedaría, realmente me quedaría.......

Me remonto al día en que llegue de mi ardua tarea con los campesinos e indígenas del alto Sinú Colombiano, allá en esos valles extensos donde los amaneceres son de ensueño y de fantasía, donde la mañana huele a llovizna fresca y las praderas parecen abrazadas por un manto de nube que quisiera tocarlas pero no se atreve, donde el sol radiante aparece y con su calor intenso se posa a lo largo de la jornada que se torna interminable, donde luego llega la luna imponente y de forma majestuosa observa toda la noche como en esa región se vive, se sufre y muchas veces se goza.

La región del caudaloso río que nace en un deslumbrante hilo verde de transparentes aguas, que se ensancha y recorre con aparente calma todas las extensas sabanas, dejando a su paso esperanza y también en época de lluvias arrasando con lo que se interpone en su camino para llegar a morir al majestuoso mar Caribe, la región de escritores, poetas, músicos y gente que trabaja la tierra con tesón.

De allí regrese una mañana de verano, cálida y húmeda, dejando atrás vivencias y recuerdos de dos largos años con sus eternos días y sus interminables y agradables noches. Regrese después de haber luchado conmigo mismo y con mis propios recuerdos, después de haber olvidado el motivo por el cual a esa región cualquier día llegué, después de haber tenido la fortaleza de aceptar y de haberme hecho el firme propósito de nunca recordar el porque allí fui a parar.

Regrese para de nuevo comenzar, para tratar de rehacer lo que algún día pensé nunca poder lograr, para darme a mí mismo otra oportunidad pues en aquel tiempo ya no había nadie más en quien pensar, porque mi objetivo y el haber podido olvidar me lleno de fuerza para seguir y en mi mismo y en mis capacidades volver a confiar.

En mi nuevo camino encontré lo que el “destino” me iba a dar, la vida empezó a cambiar, ya no había mas amaneceres con olor a llovizna fresca, ya el gran rió quedaba atrás y las sabanas de Córdoba se convirtieron en un recuerdo más.

Ahora estaba en la gran ciudad, en la ciudad que nadie sabe al momento de salir de su hogar si puede o no regresar, en la ciudad donde adquirí mis conocimientos y mi educación, donde pasó mi niñez y mi juventud, esa ciudad que la mayoría añora en ella estar por las oportunidades que se pueden encontrar, la ciudad de la noche larga y fría, la ciudad de todos, de gente de todas las regiones del país y de muchos países del mundo, la que brinda vida pero también la quita, esa ciudad que a muchos les da lo que  quieren encontrar y a otros los pone sin poder dormir a soñar. La capital, la Atenas suramericana como todavía algunos quieren llamar, llena de cultura, de tenacidad y en la que nunca se puede parar.

La lucha volvía a comenzar, todo fue cambio a mi alrededor, ahora  lo que empezaba a hacer era totalmente nuevo. Ahora otro reto tenía que sortear. Desde otro nivel empecé a conocer el porque de esa lucha tener que librar. Y aunque nunca deje de ser un soñador, aunque nunca perdí el espacio que guardo en mi mente para la naturaleza, la aventura y lo espiritual, ahora ya empecé a meterme en el mundo material, ese al que esquive por tanto tiempo, al que le tenía temor, al que me oponía a entrar, a ese del cual yo no quería parte formar pero al que desafortunadamente todos los que queremos sobrevivir tenemos que abordar. Ahora era parte activa de ese mundo, ahora era uno mas de los que han pasado por esa ciudad, de los que han luchado y luchado y de los que muchos peldaños han tenido que escalar.

Lo logre sortear, aunque con varios momentos de mucha presión y aunque muchas veces quise dar un paso atrás, logre escalar y escalar y a una muy buena posición alcance a llegar. Respeto, admiración, ejemplo y entusiasmo, todas estas cosas tuve que despertar e inculcar a los que a mi lado llegaban y con los que  muy duro nos toco luchar; a todos los que a mi lado laboraron para crecer más y más, a todos ellos mas que agradecerles tengo que reconocerles la dedicación y el tiempo por que sé que sin ellos la cima no la hubiera podido alcanzar.

Humildad, dedicación, respeto, bondad y esmero todas esas virtudes juntas lograron hacer de mi un líder, un líder que aun hoy muchos recuerdan, que aun después de todos estos años de ausencia todavía de él comentan, gracias a esas virtudes quedó una grata imagen en quienes confiaron y me dieron la primera oportunidad en ese mundo, la oportunidad que aproveché al máximo y a la que nunca le trate de sacar ventaja, la que me llevo a vivir gran parte de mi vida.

Pero por cosas del “destino” todo esto volvió a cambiar y aquel mundo al que supe con bien sortear, todo ese mundo material donde a veces hay que dejar de ser para poder ganar, el mundo donde se aprende a perder pero en donde siempre se quiere ganar, de todo ese mundo me tuve que alejar.

Ahora de un momento a otro y sin ningún motivo la vida había que salvar, de un momento a otro no se podía pensar, de un momento a otro todo era oscuridad y todo ese sacrificio de muchos años en el mundo material había que olvidarlo para poder estar a salvo y una nueva lucha comenzar.

Ciego y sin rumbo tuve que partir a buscar nuevas alternativas para en esta vida continuar porque gente sin escrúpulos y a los que nunca quisiera recordar, se atravesaron en mi andar y así haya sido para bien o para mal, no existe motivo para haberme tenido que apartar de esa manera de todo lo que día a día está quedando atrás.

Fin

Ben.

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