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Sin razón alguna me veo inmersa en una confusa controversia en la cual nada tengo que ver (al menos eso es lo que yo creo), sin embargo, esto ha logrado sembrarme cierto sinsabor de incertidumbre e inseguridad; motivo suficiente para retirarme molesta e irme a rodar por Sentisemo, quizás buscando alguna explicación.

Al entrar a Sentisemo me encuentro con una situación muy particular… además de su luz natural siempre seductora, hoy se aprecia una soledad inmaculada.  De pronto veo al fondo de un largo camino, algo así como una pantalla de luz color blanco puro.  Esta pantalla de luz capta toda mi atención.  Sin pensarlo, inicio el recorrido del largo camino para disfrutarla de cerca.

Una vez estoy al pie de la inmensa luz me detengo para contemplarla de extremo a extremo con la ilusión de no perder de vista algún detalle.  Para mi mayor deleite se trata de una luz infinita.  Extasiada por completo en la admiración por la luz del blanco inmaculado logro percatarme de un diminuto punto negro a duras penas visible en la parte más alta, hasta donde llega mi vista.  Este pequeño agujero en la pantalla de luz acapara mi atención y me induce a rebuscarme la manera de subir hasta él para inspeccionarlo; sin embargo, la lógica me obliga a desistir de esta idea ¡imposible!  Entonces, me dedico a merodearlo desde abajo con curiosidad. En ese instante de frustración llega mi amiga, me toma por la cintura y, como si yo fuera una pluma, me lanza al punto negro el cual puedo franquear sin problema alguno… para mi enorme desilusión.   

El panorama cambia de forma brusca.  Al darme vuelta para tratar de salir de este tenebroso lugar adonde me ha lanzado mi enemiga, me encuentro con una inmensa pantalla de color negro intenso… en medio de mi desesperación observo un rótulo que, en letras brillantes y saltarinas, dice: “Bienvenida a tu parque de diversiones TRAMEPOÑA”.  A pesar del pánico que este anuncio me produjo, una extraña fuerza me empujaba a explorar el lugar.

Di unos dos pasos para encontrarme a la ribera de un tumultuoso río de agua dulce, agua melosa, aunque preñada de pirañas hambrientas y sedientas de mentiras, engaños y trampas… apenas comprendí el tenebroso nombre del parque Tramepoña: híbrido de mentiras, engaños y trampas. Me giro buscando la salida del lugar, pero me encuentro al lado de un caudaloso y silencioso río de agua salada, casi amarga… habitado por monstruos ávidos de legalidad y sinceridad que intentan ayudarme a salir de esta aterradora oscuridad, sin éxito.  Aquí, estática entre la miel y la hiel, miro a la enorme y oscura pantalla sin esperanza alguna de poderla cruzar… en medio de la desolación alcanzo a ver en la parte más alta, inasequible para mí, un ínfimo orificio blanco inmaculado… mientras lo contemplo extasiada y extrañada, llega mi amiga, me toma por la cintura y de un solo envión me lanza hacia el reducido huraco blanco y consigo vadearlo sin dificultad. 

De nuevo en Sentisemo solo atino a agradecer a mi amiga por su constante presencia ya que, aunque muchas veces la ignoro y otras tantas la hago a un lado, mi gran baluarte, apoyo y orientación es ella… mi consciencia. 

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