DEDICATORIA A MI MADRE
Mi madre hermosa, mi bella madre, siempre presente, fuiste y serás mi ángel guardián, la que me cuido a cada segundo de mi vida, y aun, estando yo ausente, viví en tus pensamientos, en el optimismo de mejores tiempos y hasta en la peor adversidad, tu y yo, casi inseparables hasta el final de tu días, mi temor a perderte, en el ocaso de la noche y en el amanecer de cada día, me hizo comprender la fragilidad, lo fugaz, lo efímero de la vida y lo tenas que es el tiempo. Que son sesenta años o más, si el horrible tiempo nos arrebata cuarenta o más; nunca serán suficientes, porque fuimos condenados a envejecer y a fenecer desafortunadamente.
Ahora sé, que eres nuestro ángel de la guarda y cuidas de nosotros cada día, un ser de energía pura, infinita, destinada a ser guía de cosas mayores, allá con Dios sempiterno y ecuménico.
Me expresaste una vez, en tu lecho dormito, tu gran anhelo de que querer estar presente en las quince primaveras de nuestras pequeñas orquídeas, en cada instante con tus nietas, nietos, sin embargo en universo conspiro en contra de tus deseos más anhelados. Ciertamente ellos nunca te olvidaran y así será, porque siempre vivirás en sus mejores momentos y recuerdos; en cada celebración te recordarán, como la abuela del pastel, siempre allí, presente para tus nietos en cada uno de sus aniversario.
Siempre serás recordada como Juana o juanita, la dama elegante, Jamás mal vestida, ¡ni! para comprar una caja de fósforo en la esquina, elegante en todo momento, la tía, la abuela, la abuelita, la cata, la señora jodía, siempre recta hasta el final de tus días, exigente y cuidadosa de tus cosas más queridas. Siempre será mi madre ejemplar, nunca olvidare tu cara de satisfacción y alegría cuando mis títulos te entregue, porque orgullosa te sentiste de mí. Porque mis logros, son tus logros y todos te los debo a ti, a tu fe en mí, al darme aliento y mucho apoyo en los momentos más difíciles.
Si tuviese, que ponderar o calificar tu comportamiento como madre ejemplar, no existirían números algunos para ello, me quedan cortas las palabras y los sinónimos y cualquier enciclopedia mundial, para describir la esencia de los infinitos votos, de todo el sacrifico que por mi viviste. Soy tu obra, tu legado y en mi tu genética benevolente, se ira esparciendo como estrellas en el infinito universal del tiempo y el espacio.
Gracias madre por ser aquel árbol hermoso, frondoso, grandioso, que me cobijo en el frio de mis desacierto, me protegió de las tormentas de la vida, del sol inclemente que todo lo quema, tu sombra serena y maternal me abrazo y me resguardo hasta en los momentos más febriles de nuestra breve historia.
“Madre algún día nos rencontraremos y seremos aquellas destellos estelares, que se juntan en el infinito de la noche perpetua y brillaremos con nuestra luz por siempre”.
RAR-06-2019