Esa noche era mi peor enemigo. Se burlaba de mí y cada minuto que pasaba era mayor mi enojo. Mis brazos se movían para todos los lados, sin rumbo y luchando en el afán de lograr mi victoria.- No era justo que cuando aparecía la calma, nuevamente se lanzaba al ataque.-
Astuto, y un luchador sin tregua. Claro la oscuridad era su aliada, y mi torpe accionar una ventaja.-
Pasaron las horas, y entregué mi lucha. Entonces me dije: no es posible que un simple mosquito arruine mi descanso, y traté de dormir.-