Tatareo: te quiero con un latido a dos voces e inexplicable. A corazón sumergido, que con todo el desacierto con el que es atravesado, sustenta la agudeza de su sentido.
Te quiero para mantener la fidelidad de los desvelos con los que el cielo ofrece las primeras páginas de esa luna que anuncia, así, la ebriedad de su luz.
Te quiero como un relato duplicado, donde cada experiencia es pasada primero por el filtro fino (a veces tosco) del destino, luego, por la letra discursiva que reflexiona sin cesar y tropieza ante el lenguaje rebuscado con el que dos sujetan las mismas palabras.
Te quiero para recitar en francés: c'est toujours toi, para gritar que es amor, para zambullirse entre estrellas, beber el aire, bailar silencios, te quiero para ser a fondo insustituibles, inquebrantables o señeros recuerdos que tildan el alma.
Pero, te quiero.
Aleja Bejarano.