No sé en otras partes del mundo. En Colombia me da la impresión que la mayor preocupación, de la mayoría de la población, es saber quien se enamora de quien, quienes conviven, que parejas terminaron, a donde van los famosos de la farándula, cuantos amores tuvo fulano de tal; al fin cuántos hijos dejó Diomedes Díaz, qué viejas se operaron las tetas y cuales el trasero. El listado de los que salieron del closet y todo lo relacionado con la farándula nacional e internacional.
Lo importante no importa. El tema de la paz dividió la opinión en varios bandos como si la guerra no hubiera hecho estragos por parejo en todo el territorio nacional. El fenómeno del niño sigue haciendo de las suyas y el narcotráfico no se acaba… pero los sábados y domingos nos llenan las horas un grupo de pendejos (en los dos canales nacionales) que hablan hasta por los codos con unas vocecitas irritantes, irónicas y sarcásticas, burlándose de todos los personajes que caen en sus garras.
El tema principal de las revistas del corazón es quien se acuesta con quien, a quien le pusieron los cachos, el dolor de la traición a quienes tiene en medio de la depresión. Y esto no es exclusivo de los nombrados antes; es el tema de todas las revistas de farándula y del corazón que se venden más que los libros de García Márquez. Eso es morbo, ni más ni menos. Pero si uno le dice a cualquier persona que es morbosa, aténgase a las consecuencias, somos voyeristas, nos encanta saber lo que ocurre detrás de las puertas y en las camas ajenas, en especial de esas personas que para su bien o su mal se destacan en nuestro territorio.
Terminaron los juegos olímpicos de RIO 16. Esas noticias de nuestros deportistas callaron por unos días a los chismosos. Supongo que aprovecharon el tiempo recogiendo material de intimidades para volver a la carga y satisfacer el hambre de escándalo de gran parte de nuestro pueblo. Yo digo, cuando por error entro en uno de los canales de chismes, a mí que me importa que fulano se acueste con la prima, que Blanca nieves le ponga adornos en la frente a los siete enanos, que me puede interesar que Luis se case con Pedro o Liliana con Pilar. Es la vida de ellos y ellas. Pero se volvió moda meter las narices y otros apéndices en las camas ajenas.
Yo dejo quietas las vidas ajenas. Cada uno puede hacer de su vida lo que le gusta o le conviene. Decía Gabo que en Colombia muere más gente de envidia que de cáncer y, creo que este hurgar en las intimidades de los demás para sacar a la luz lo más bajo, es una manera de exteriorizar la envidia. Ojalá, en un momento de lucidez, los dueños de los canales privados de TV, suspendan esos programas de chisme en esos horarios y los pasen a unas horas donde sólo los vean los interesados en las vidas ajenas. Amanecerá y veremos.
Edgar Tarazona Angel