Cómo se le llamará al hecho de que mis expectativas personales me las cumpla mi peor enemigo?. Si esto no es una repudiable burla del destino, si tiene que ser una macabra broma de la vida.
Todo esto porque cuando el ex ministro Fernando Londoño Hoyos dijo: “nosotros vamos a hacer trizas los acuerdos” todo el país se le vino encima. Y es que no era para menos, puesto que este miembro del Centro Democrático, ha sido un férreo opositor al pacto denominado tan romántica como cándidamente: “acuerdos para una paz estable y duradera”. Obviamente, los primeros que salieron a descalificar la sevicia del tono y la soberbia de las palabras de la citada frase fueron el gobierno y los cabecillas de LAS farc. Pero como regularmente sucede con el fantasioso discurso politiquero y populachero, esto no resultó ser más que una bravuconada arrogante del opositor al gobierno actual y a quien LAS farc intentaron asesinar mediante un atentado terrorista, según las informaciones de la Fiscalía General de la Nación, difundidas por los medios de comunicación.
Pero en medio del duro proceso de implementación de estos inequitativos acuerdos, ni los más sabios personajes, ni el más visionario de los colombianos alcanzaría a pronosticar quién era y cómo actuaba el malicioso amigo del repudiable proceso.
Ahora, sin la intención soberbia del ex ministro Londoño, pero sí con una malicia ingenua, jesús santrich, cabecilla de LAS farc antiguas y ahora senador elegido por LA farc nueva, ha descrito, sin escribir y sin hablar, su propia frase: “nosotros hicimos trizas los acuerdos”. Pequeña pero gran diferencia.
Y es que no es poco lo que ha hecho este hombre que dejó de ser un disidente de LAS farc para ser un reincidente de LA farc y lo sorprendieron negociando el envío de diez toneladas de cocaína a los E. U.; citando las informaciones de la Fiscalía General de la Nación, difundidas por los medios de comunicación del país.
Pero, al margen de cualquier consideración jurídica y más allá de todo sesgo político lo que sí es muy evidente es que se trata de una macabra jugada de la vida que no sabe cómo llamarnos la atención para que la observemos, para ver si nos despertamos, para ver si, al menos, nos damos cuenta que vivimos…
De un lado: “nosotros vamos a hacer trizas los acuerdos” refleja la expectativa de un hombre que jamás se imaginó que a él no le corresponde hacer algo para cumplirla; no, para qué desgastarse si su esperanza se la iba a hacer realidad su peor enemigo: “nosotros hicimos trizas los acuerdos”.
De esta historia se puede deducir una enseñanza que escuchamos decir y que definitivamente no la asimilamos:
“SIEMPRE ES QUE TENEMOS MUCHA SIMILITUD CON NUESTRO ENEMIGO…”.