Esa noche llovió como si se rompiese el cielo, fue tanta la tormenta que te pensé una y otra vez en el recuerdo de tus palabras cuando te pregunté si habías tocado otros labios que no eran los míos, un si bastó para dejar mi corazón añicos, porque el tuyo era sin sentimientos.
Debí aborrecerte desde el día de tu traición, pero también anhelaba tenerte, suena loco, porque ese día me mataste, y aquí sigo respirando.
Camine por tus calles en las noches tardes, mientras en tu cama estabas durmiendo pensando en él, o quizás hablando con él.
Se nublaban mis ojos al ver como todo aquello se acabó, visualizo sus efigies a su lado, y que tormento es pensar que no soy yo, que tortura siente mi corazón.
Duele intentar reconstruirme día a día, si cuando te recuerdo todo se derrumba, porque faltaste a tu promesa.
Siempre estaré inundado en tus recuerdos.