El metro llegaba a la estación…
- Hola *****
- Hola.
En el día, en la mañana, en la tarde, había esperado encontrarme con ella; ahora descendía del viejo convoy vestida de negro con una blusa azul; su pelo largo un poco ondulado, estaba recogido; unos aretes azulinos hacían juego con su vestimenta…
- ¿Qué están haciendo?
- Discutiendo.
El metro llegaba a la estación y en él venía la persona que esperaba…
- Lo habías olvidado.
- No.
Debajo de un reloj descoordinado y a lado de un letrero que indicaba la dirección de la ruta, estaba parado contemplándola a tal grado que mi boca era incapaz de articular palabra alguna y las ideas no afloraban en mi mente.
- Explícame.
- Déjame ver que ese si está confuso.
Era hermosa; en aquella ocasión se veía linda…
- El día es cálido.
- El día está nublado.
Quise decirle lo bien que se veía, pero, al preguntar por las palabras estas se rehusaban y se escondían; aunque levantaba las piedras de la memoria y del sentido común, únicamente conseguía pequeñas letras amorfas, que en ese instante no servían.
- Le entiendes.
- Me perdí desde el inicio.
El metro llegaba a la estación y en él venía aquella persona con la que quería hablar…
- Ya lo recuerdas.
- Te equivocas, el día es…
Se acerco, me saludo; colapso todo, quede mudo, perplejo…
El metro llegaba a la estación trayendo en él a la única persona por la cual esperaba en ese lugar…
Sus ojos…