Capítulo 10 - Encuentro con el amor y casamiento
Un día llega a la casa de Don Manuel, una joven muy bonita, que según parece era su sobrina. Mirada va, mirada viene, comenzó una amistad, que terminó en amor. La chica de nombre Graciela, venía de la capital, donde su padre tenía instalada una importante fábrica.
Al cabo de algunos días, la joven regresa a su casa, pero la semilla de amor, queda sembrada entre ellos. El regreso no se hizo esperar, acompañada de su padre, vienen a buscar a Tino por dos motivos: que debía casarse Tino y Graciela, con la condición de venir a vivir a la capital, para trabajar de encargado en la fábrica. Tino en esos momentos ya había cumplido veinte años.- ¿Pero mi padre?, indicó Tino – “Lo seguirás viendo, porque vendremos seguimos a este pueblo”.-
Todos querían venir a despedirse de Tino. El cura Pedro, la anciana maestra, el amigo de la plaza, Mimí, Don Manuel, sus compañeros de trabajo, y principalmente su padre. Abrazados, declarándose un gran cariño, juraron volver a verse muy pronto, porque seguramente en su próxima visita vendrá con su esposa Graciela.-
El casamiento no se hizo esperar, con la condición que el sacerdote que los casara fuera el padre Pedro. En una ceremonia sencilla pero muy emotiva, con la presencia de todos sus amigos del pueblo, e incluso su padre, se lleva a cabo en una capilla de la capital. El padre Pedro finaliza la ceremonia con una enriquecedora reflexión, haciendo llenar los ojos de lágrimas a todos los presentes.
El Padre Pedro dijo: “Cuando nacemos, Dios nos tiene asignado el camino por donde debemos transitar, poniéndonos a prueba de la fe que le tenemos. En el caso particular de Tino, fue un niño que jamás bajó los brazos frente a los difíciles momentos que debió vivir. La pobreza, el hambre, la falta de amor en sus primeros años de vida, marcaron a fuego su valentía y su férrea personalidad. El no lo sabía, pero Jesús siempre estuvo con él, guiándolo paso a paso, sin dejarlo caer en el pecado. Hoy junto a quienes lo queremos, juró amor para toda la vida, a su esposa Graciela, demostrando con su humildad de grande, que las cosas importantes de nuestra vida, debemos compartirla. Que Dios los bendiga a todos”.
Finalizada la ceremonia, un brindis entre amigos, selló la amistad que los unía. Un nuevo desafío comienza a partir de hoy para Tino, la familia.