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Ir a: Fe, corazón y alegría (10) El Acuerdo Alma estaba en casa guardando la ropa de su padre para llevarla a un asilo. Miraba con tristeza la habitación, sabía que era tiempo de enfrentarse al mundo sin él, Bruno, recostado ahora a su lado encima del tapete, lo había comprendido,  ella lo tenía que entender así también. Miguel entró en la habitación y con las manos en los bolsillos, se detuvo frente a ella, en su rostro se notaba un cambio. Alma se estremeció... - Salgamos esta noche. Presentan una buena película en el cine. Después te invito a cenar –Dijo de pronto. Alma, acostumbrada a la indiferencia de su...

Ir a: La dicha de evocar ("Seguiré viviendo" entrega 81)Las puertas se abrían una tras de otra al llamado angustioso de mi alma. Pero algo había en mí que hacía que inmediatamente se cerraran. El breve instante en que el interior se exponía al escrutinio de mis ojos, me ponía en contacto con un paraje tranquilo y agradable, algo así como un paisaje campestre de la mejor factura. Tras verme, el hombre bonachón que abrió la última puerta me la cerró espantado. Mis perseguidores corrieron tras...

Ir a: Entre el funeral y las cenizas ("Seguiré viviendo" Entrega 80)La fuerza de José mermó al extremo de ser incapaz de sostener su cuerpo. Cuando lo acompañó la fortaleza odió la idea de ser prisionero de un camastro, ahora amaba la cama de hospital que tenía compasión con su fatiga. Con sólo incorporarse el desfallecimiento aparecía, pero la molestia culminaba en goce cuando por necesidad se desplomaba en la mullida colchoneta. Hundido entre las sábanas buscaba algo amable que hiciera...

Ir a: Fe, corazón y alegría (9) Encuentro con lo vivido Los habitantes de la casa se despertaron muy temprano gracias a los enérgicos ladridos de Bruno, Carlitos corrió asomándose a la ventana para verlo corriendo y ladrando en círculos como un loco. - No fue un sueño - Pensó - El abuelo realmente estuvo aquí. Se vistió tan rápido como pudo para correr a su encuentro. En el pasillo se encontró...

Ir a: Con la enfermedad la crítica se volvió indulgente ("Seguiré viviendo" Entrega 79)La escena era surrealista. El auditorio estaba colmado; los asistentes de impecable traje negro, circunspectos y en silencio, parecían esperar que la gala comenzara. Busqué con la mirada el foso tratando de encontrar la orquesta. No existía; en su lugar se distinguía una cripta. Delante reconocí un atril, y en el atril un extraño director de orquesta encubierto por la niebla. Entonces me aproximé entre...

Ir a: Fe, corazón y alegría (8) Una visita inesperada En cuanto Micaela salió del cuarto un destello de luz dorada iluminó la habitación. Carlitos despertó sin comprender qué sucedía. La intensidad del resplandor lo cegaba. Se incorporó en la cama, se restregó los ojos para ver mejor. La luminosidad disminuyó hasta rodear la silueta sentada frente a la mesa en que Carlitos pintaba sus aventuras. La imagen se...

Ir a: Yo profesor me confieso (4) Tercera Estación (José María Córdoba) En 1970 me trasladaron a otra escuela, a Oliva la nombraron directora y como yo era como un hijo para ella, según pregonaba al que estuviera escuchándola, me fui detrás, así no me sintiera su hijo, y fui testigo de una cantidad de atropellos, por no llamarlos delitos, que se cometieron contra los niños y los padres de familia, principalmente; esta etapa...

Ir a: Cartas a una amante (15) Confío en ti: No imagino daño que de ti provenga Me bastó verte para intuir tu esencia noble. Tus suaves ademanes con otra naturaleza no armonizan.  Algo hay en la voz y en el semblante de todo ser humano que delata el verdadero ser y las reales intenciones. He visto, por ejemplo, en ocasiones, la belleza plasmada en los trazos perfectos de rostros femeninos, que sin embargo no encubren con su fascinación su ánimo...

Ir a: Los hinchas del santo padre (5) Capítulo seis “Después de transcurridos dos años en paz,los partidos políticos se alborotan de nuevoy don Fructuoso marcha con sus llaneros a la guerra más larga en la que participaría en toda su vida” Don Fructuoso descansó con sus siete llaneros durante quince días y se le escurrieron algunas lágrimas por sus hijos fallecidos o malogrados; madreo en silencio al cura...

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