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Entre las muchas cosas de la vida real y cotidiana que no he podido comprender es el por qué hay tantas personas estúpidas que caen en la red de profesores, maestros, gurúes, brujas, hechiceros, etc. Que resuelven toda clase de problemas a los seres humanos… bueno, también a los animales. Hay términos que no logro ubicar en su correcta denotación. Soy muy bruto o desconozco por completo las implicaciones que estos personajes han dado a palabras comunes y corrientes, de pronto son licencias literarias y no digo poéticas porque estos papelitos que invitan a visitar los consultorios que son el tema central del articulo no tienen nada de poéticos.

Comienzo por los nombres de los brujos (voy a denominarlos así en adelante para no confundirnos) se hacen llamar profesor, indio, vidente, parapsicólogo, mentalista… cualquier cosa menos mentiroso o ladrón. Por una módica suma, eso dice la propaganda le arreglan al ingenuo que acude a ellos cualquier tipo de problema humano y casi que divino y digo divino porque lo único que no ofrecen a los incautos es resucitar difuntos; todo lo demás lo hacen o dicen hacerlo: enfermedades comunes, graves, crónicas, incurables, enfermos desahuciados, dicen tener éxito donde todas las ciencias fallaron y las oraciones también.

Los sitios donde atienden las consultas suelen llamarlos oficinas, consultorios o templos. El costo de la consulta varia pero ofrecen unos precios módicos que fluctúan entre 1.5 y 5 dólares, muy barato, pensaran todos mis lectores, pero es que este es el costo de comenzar una cadena de enredos e intrigas que ningún paciente ingenuo nunca llega a sospechar cuándo ni cómo va a terminar por que los brujos tienen una parla impresionante y envuelven en una telaraña de palabras y promesas al pobre incauto y lo convencen de regresar una y otra vez con la promesa de que su deseo ya está próximo a cumplirse no importa si se trata de amor, trabajo, suerte, salud o lo que sea.

El anzuelo cebado con la carnada de “en 24 horas o menos le regreso al ser amado o cualquier otra cosa…” atrae pendejos que caen como moscas en la miel, por usar una figura repetida pero adecuada; el incauto acude a la primera consulta con el profesor y este lo recibe en un ambiente lleno de misterio, como debe ser: la decoración, los sonidos y los olores contribuyen para dar el ambiente adecuado y predisponer a la victima para que confíe en el hombre o la mujer según el caso que tienen el poder para solucionar sus dificultades, no importa lo grandes que parezcan, lo dicen los bolates y las tarjetas que circulan profusamente por las calles de las ciudades con la promesas y la dirección exacta del sitio a donde deben ir para encontrar la solución a todo tipo de problemas.

La mayoría de pendejos llegan por asuntos de amor atraídos por las palabras: le regreso a su ser amado, traigo, ligo, amarro (según el caso) o alejo la competencia, el asunto es que no importa cual sea el problema del corazón, el brujo se lo soluciona en menos que cante un gallo y la propaganda agrega: trabajo 100% garantizados, de manera que no hay posibilidad de equivocación, los ingenuos acuden con la seguridad de encontrar la paz la seguridad y el éxito.

Por supuesto el pendejo no es el brujo, ese si que se las sabe todas; con mucha sutileza le va sacando información al consultante y basado en lo que este le va soltando a retazos va armando el rompecabezas y cada día alarga el momento de la resolución de la dificultad, le explica que está haciendo todo lo posible pero que encontró hechizos que la otra persona tiene para contrarrestar su poder, también le habla de contra hechizos, rezos, baños, amuletos y otros sortilegios que puede estar utilizando la otra persona para neutralizar sus poderes, entonces se hace indispensable ampliarle el plazo al brujo para que logre hacer efectivas sus promesas y mientras tanto el ingenuo sigue entregando dinero, además el brujo se hace llevar prendas que pertenecieron o pertenecen al ser amado y que jamás vuelven a quien las entrega: anillos, relojes, cadenas de oro y otras joyas que exige el maestro para percibir con claridad las vibraciones astrales del ausente, entre tanto el tiempo va trascurriendo y los objetos de valor se desvanecen; el brujo se las ingenia para no tener que devolverlas.

Al comienzo hablé de animales y es cierto, también resuelven problemas relacionados con animales y de animales. Los que hacen estas consultas casi siempre son ganaderos o personas a quienes se les extravió una mascota muy querida; los primeros acuden a consulta cuando en la región aparecen epidemias que diezman sus rebaños o aparecen bandas de abigeos que realizan robos continuos; para los ganaderos la respuesta es inmediata sus animales son víctimas de un embrujo un hechizo o un rezo; la respuesta al robo siempre la solucionan acusando a los vecinos y esto trae muchas veces consecuencias funestas. Cuando el atribulado ganadero pregunta si el problema tiene solución la respuesta es obvia: claro que hay solución, yo le acabo con el maleficio por solo…, la cantidad varía de acuerdo con la capacidad de pago de la víctima y el adivino ya ha calculado cuanto puede cobrar de acuerdo con los datos que el mismo consultante ha dado.

Una consulta que se ofrece por 10 dólares puede terminar en 10000 o 20000 dólares que desembolsa el atribularte ganadero y si la epidemia no pasa el brujo le echa la culpa al karma o a la esposa del hombre y sin dudarlo acusa a esta de bruja o algo peor y hasta le inventa amante; si por casualidad el ganadero es viudo o soltero entonces el brujo desvía la culpa a un vecino o un rival en los negocios.

Cuando de amor se trata el brujo no duda en acusar a la suegra del que viene en busca de ayuda echándole automáticamente la culpa de todos los males de la pareja o a la mejor amiga de la mujer o del hombre según el caso; también son objeto de acusación o de sospecha los vecinos, el dueño del supermercado todos los que tienen algún contacto con la persona amada son susceptibles de sospecha, el asunto es no dejar perder el cliente. Muchos además de perder el dinero pierden mucho más: el ser amado no regresa a rogar, a suplicar, y menos a besarle los pies como afirma la propaganda y el ofendido, lleno de rencor y del odio alimentado por el brujo agrede al objeto de su amor llegando muchas veces al asesinato y luego al suicidio.

Y de la suerte ¿Qué?

Este es otro cuento bien raro y siempre he tenido las mayores dudas y pienso que si pueden adivinar los números de la lotería, de las rifas, de los sorteos, el caballo ganador en las carreras ¿Por qué demonios no lo compran ellos? A veces hago estas preguntas a los creyentes de este tipo de personajes y nunca me dan una respuesta, me miran con un asombro infinito, no hablan pero siguen buscando respuesta en los charlatanes que leen las cartas, el tarot, el cigarrillo y cuantas seudo ciencias adivinatorias existan en el mundo; por ahora no quiero meterme con las mancias (quiromancia, oniromancia, cartomancia, etc.) ese es tema para otro artículo, de manera que sigo con los brujos. Les pido paciencia para una próxima entrega, tengo problemas de salud que debo consultar con un hechicero…

(Los achaques son ciertos, la segunda parte es broma)

Edgar Tarazona Angel
www.molinodeletras.net

 

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