“(...) Y aunque Pinocho era un muchacho de natural muy alegre, se puso también triste; porque cuando la miseria es grande y verdadera, hasta los mismos niños la comprenden y la sienten.”
-Carlo Collodi.” Pinocho”-
El 24 de noviembre de 1826 Domenico Lorenzini, hombre de salud frágil y carácter débil que se desempeñaba como cocinero de un marqués y Ángela Orzali diplomada como maestra pero que trabajaba de camarera para la familia Toscana de Garzoni Venturi -cuya hacienda sería un recuerdo entrañable para el autor años más tarde-, se convierten en padres de Carlo Lorenzo Fillipo Giovanni Lorenzini a quien años más tarde, el mundo conocería como Carlo Collodi. Tiempo después. Ángela comienza a trabajar para la familia Ginori, razón por la cual, la madrina de Collodi fue la duquesa Mariana Ginori, gracias a eso, tuvo acceso a todos los libros.
Carlo es el primogénito de una familia perseguida por la tragedia al tener que afrontar la muerte temprana de seis de los diez hijos concebidos por sus progenitores. Asistió al colegio de Collodi (su seudónimo Collodi está inspirado en el pueblo de Tosca donde nació su madre situado entre Pistoia y Lucca, al oeste de Francia) en donde vivió atendido por una de sus tías y más tarde, a pesar de su inquietud y rebeldía, ingresó al seminario Val d’Elsa en donde estudió retórica y filosofía, fue ahí donde tuvo acceso a los libros prohibidos por la iglesia. Más tarde se matricularía en los Esculapios de Florencia.
Su primer trabajo fue en una librería a los 18 años en donde su labor consistía en escribir las reseñas de los libros para el catálogo. Por esa época, su hermano Paolo se convierte en director de la Maniffatura Ginori lo que ayuda a la familia a tener un poco más de bienestar económico. Frecuenta también los ambientes revolucionarios contra el dominio de Austria y termina por enrolarse como voluntario en el Ejército de Toscana durante la guerra de Independencia que inició en el año de 1848 y terminó en 1860 junto a los seguidores de Mazzini.
Durante toda su vida enriqueció su cultura literaria, lingüística y musical gracias a los círculos literarios que frecuentaba y a los viajes que le gustaba realizar. Siempre tuvo especial interés en los asuntos políticos. Sus primeras obras se publicaron en el periódico satírico Il Lampone que él mismo fundó y que más tarde sería censurado por órdenes del Gran Duque de Toscana en 1849 después de los motines de 1848 aunque vuelve a aparecer en mayo de 1860 gracias a su tenacidad y la lucha que emprende para rescatarlo. En esos años de prohibición, comienza a trabajar en un periódico teatral llamado Scaramuccia y en uno especializado en música L’Italia musicale dedicándose especialmente a la crítica de Opera, lírica y teatro.
En 1856 escribe In vapore con un tono trasgresor y lleno de humor, con esta obra logra alcanzar cierta fama. Al mismo tiempo, escribe intensamente en diferentes periódicos de orden político, entre los que destaca Il Fanfulla mientras que trabaja como empleado en la Comisión para la censura del teatro. Fue en esta temporada que decide escribir con el seudónimo Carlo Collodi y periodísticamente adquiere notoriedad gracias a sus publicaciones constantes en diversos periódicos de Italia.
En 1875 incursiona en la literatura infantil con Raconti delle fate que consistió en la traducción de los cuentos de hadas en francés de Perrault, Madame Leprince de Beaumont, Madame d’ Aulnoy encargada por la editorial Paggi A partir de ese momento, se consolida como un escritor de literatura infantil y redactor de textos escolásticos que lo hacen famoso en el ámbito de la educación pública en la Italia recién unida ya que Collodi fue el primer escritor que formuló sus historias infantiles pensando en la psicología de los niños, sus gustos y costumbres tratando de entretenerlos con historias que además, les dejaran una enseñanza.
En 1876 escribe Giannettino inspirado en el Gianetto de Alessandro Luigi Parravicini que consistió en una serie de cuentos educativos donde el protagonista era Giannettino, es decir, Juanito, son siete volúmenes, el último de los cuales apareció en 1890. También escribió otros cuentos y relatos satíricos como Macchiette que vio la luz en 1880, Storie allegre en 1887 y Occhi e nasi pero ninguno de ellos logran destacar por su creatividad. En este mismo año comienza a escribir Storia di un burattino conocido también como Le avventure di Pinocchio que se publicaba cada semana en Il Giornale dei Bambini (el primer periódico para niños) en 1881. Con esta historia, escrita primordialmente por necesidades económicas, cuya trama gira en torno a las aventuras del títere mentiroso más famoso del mundo, es con la que realmente alcanza la fama mundial a pesar de que no fue constante en sus entregas y las realizaba a destiempo, a veces demasiado cortas y otras demasiado largas por lo que debían ser seccionadas en diferentes publicaciones. En este mismo periódico apareció, también de su autoría, Pipeto, el monito rosado que está incluido en la antología Storie Allegre en 1887.
Sin embargo, Pinocho es muy significativo porque encierra en sí mismo tantas cosas esenciales como el tono didáctico que superó en mucho las doctrinas moralistas de esa época. Para el pueblo italiano el muñeco que inspiró la frase “si dices mentiras te crecerá la nariz” y su historia representan al pueblo mismo que madura a través del dolor y la desgracia, contemplando el paso de la ingenuidad al conocimiento de los hechos.
Por supuesto, la obra ha sido objeto de numerosas investigaciones que intentan encontrar los mensajes ocultos entre sus palabras. Muchos críticos han resaltado su lenguaje antiautoritario, el contraste entre la riqueza y la pobreza, el disgusto por la hipocresía del sistema judicial. El Pinocho de Collodi es un niño profundamente egoísta que sigue los dictámenes de sus placeres, sin embargo, a medida que madura reconoce los valores de las personas y respeta sus sentimientos. Hay también estudios freudianos que abordan el crecimiento de la nariz como un elemento fálico que representa la propia represión sexual del escritor que jamás logró tener una vida en pareja. Y algunos atribuyen su contenido a la doctrina masónica de la que, se dice, era miembro Carlo.
En 1883 se publicó un volumen que contenía Las aventuras completas de Pinocho con el editor Felice Paggi de Florencia. La obra cuenta con 187 ediciones y ha sido traducida a 260 idiomas y dialectos. El mismo Benedetto Croce declaró que “La madera de Pinocho es tallada por la propia humanidad” Lo triste de esta historia es que Lorenzini muere repentinamente en Florencia, Italia, el 26 de octubre de 1890 sin saber que Pinocchio lo inmortalizaría y sin disfrutar realmente la fama. Nunca se casó ni dejó descendencia. Fue enterrado en la Basílica de San Miniato al Monte, en Florencia. Y sus archivos personales fueron donados por la familia a la Biblioteca Central de Florencia.
Actualmente, la Fundación Nacional Carlo Collodi:
- Da a conocer y difunde en el mundo las obras de Collodi, en especial Las aventuras de Pinocho;
- Reúne en una biblioteca las ediciones italianas y extranjeras de los escritos del autor y de todo lo que lo recuerde;
- Valoriza, a través de manifestaciones culturales, premios, convenciones, conferencias, exposiciones, publicaciones, concursos y demás, las obras de Collodi;
- Da impulso a la redacción de obras para la infancia;
- Realiza en la población de Collodi un centro de estudios sobre la literatura para niños;
- Administra y mejora el Parque Monumental de Pinocho, lo amplía y valoriza.
- La asociación está sujeta al control del Ministerio de Bienes y Actividades Culturales.
Y sí, también existe el Parque Pinocho, ubicado en Toscana y que constituye un maravilloso lugar inaugurado en 1956 y que muestra una invaluable colección de obras de artistas de todo el mundo. No es un parque de diversiones, sino que supone un recorrido literario a través de los pasajes descritos en la historia, en este paseo, las plantas mismas forman parte de la aventura. El Parque es un importante escenario cultural en el que se realizan talleres de creación de marionetas, exposiciones de arte, espectáculos de títeres, marionetas y juglares, entre muchas otras actividades que han sido pensadas y creadas para cada estación del año.
De esta manera, Collodi es el ejemplo vivo de aquella máxima que reza: “Uno nunca sabe a dónde te llevará el destino” pues se dice que él jamás tuvo intención de consagrarse a la literatura infantil, pero fue esta historia escrita para niños la que cautivó a pequeños y adultos con su encanto literario y contenido dinámico plagado de enseñanzas y la que, irónicamente, ha perpetuado su nombre en todo el mundo a lo largo de las décadas transcurridas y las que faltan por llegar.
"La casa de Goro era una planta baja, que recibía luz por una claraboya. El mobiliario no podía ser más sencillo: una mala silla, una mala cama y una mesita maltrecha. En la pared del fondo se veía una chimenea con el fuego encendido; pero el fuego estaba pintado, y junto al fuego había también una olla que hervía alegremente y despedía una nube de humo que parecía de verdad.
Apenas entrando en su casa, Goro fuese a buscar sin perder un instante los útiles de trabajo, poniéndose a tallar y fabricar su muñeco.
¿Qué nombre le pondré? -preguntóse a sí mismo-. Le llamaré Pinocho. Este nombre le traerá fortuna. He conocido una familia de Pinochos. Pinocho el padre, Pinocha la madre y Pinocho los chiquillos, y todos lo pasaban muy bien. El más rico de todos ellos pedía limosna... "
Elena Ortiz Muñiz
Sitios de Internet consultados para la realización de esta investigación:
http://www.pinocchio.ithttp://www.italica.rai.it
http://www.bibliotecasvirtuales.com
www.epdlp.com
www.frasesypensamientos.com.ar
http://www.kirjasto.sci.fi
www.wikipedia.es