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¿ES CRISTO UN FRACASO?

Un señor a quien muchos idolatran, y lo llaman santo, un señor a quien muchos identifican como representante de Cristo en la tierra, un Señor al que los hombres llaman “Papa Francisco” dijo en una conferencia en cierta ocasión: “La cruz nos indica una forma distinta de medir el éxito, a nosotros nos corresponde sembrar, y Dios ve los frutos de nuestra fatiga, si alguna vez nos pareciera que nuestros trabajos y esfuerzos se desmoronan, y no dan frutos, tenemos que recordar que nosotros seguimos a Jesucristo cuya vida humanamente hablando, acabó en un fracaso, en el fracaso de la cruz” Traigo hoy a colación una sentencia hermosa inspirada por el Espíritu Santo a David que dice: “A tu reprensión, oh Dios de Jacob, El carro y el caballo fueron entorpecidos” Ahora que veo y escucho tanta torpeza en la boca de los herederos de los Fariseos, me doy por enterado y compruebo ¡Cuánta reprensión de Dios ha caído sobre estas bestias que aún no han podido dejar al animal para acampar en el espiritual! ¿Cómo sé yo que ellos no gozan del beneplácito de Dios y que más bien sufren de la reprensión del Señor? Basta con escuchar sus torpezas, pues bien, claro es el Salmista “a tu reprensión, el carro y el caballo fueron entorpecidos” Aquellas son las palabras del caballo, y si estas son las palabras del caballo, me pregunto ¿Cuáles serán luego las palabras del carro? Porque si el caballo corre hacia el despeñadero ¿No irá acaso el carro hacia la misma dirección?

El neófito no entiende el sacrificio del Señor, ¿Qué puede entender de espiritual aquel que aún es carnal? ¿Qué puede entender de riquezas aquel que vive en pobrezas? Porque millones de bienes puede tener a la disposición este caballero, pero a gente como esta le fue enviada esta sentencia “Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo” Torpe es aquel que habla de tal forma, porque habla de éxito mas no conoce el verdadero éxito, éste torpe ve el éxito en la vida humana, mas desconoce que la vida humana es ruina, y él mismo se ve exitoso. Oh hombre de poca fe, hombre neófito, hombre, simplemente hombre, te diré una cosa: Cristo se hizo en semejanza de hombre mas nunca fue hombre, vivió en la carne mas nunca vivió para la carne, fue carne que vivió para el Espíritu, y si para el Espíritu vivió, su éxito está en el Espíritu, Cristo nunca persiguió éxito en la carne, porque ¿No sabes a caso lo dicho por mi Maestro? El dijo “El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida” ¿Para qué iba a buscar Cristo éxito en la carne si la carne en nada aprovecha? ¿Fue a caso Cristo un muerto? Cristo nunca fue un muerto, porque vivió en el Espíritu, su cuerpo cayó, pero el cuerpo es nada, Cristo no era su cuerpo, su cuerpo era tan solo su morada, cayó y derribaron su templo mas no derribaron a aquel que habitaba dentro del templo, ¿Te cuesta hombre neófito comprender esto? Cristo no fue fracaso, porque Cristo nunca vivió para dar frutos de su cuerpo.

Hombre neófito atiende a mi pregunta ¿Qué es el fracaso? ¿No es acaso el fracaso hacer un esfuerzo por lograr algo y no lograrlo? Yo te pregunto ¿Qué se propuso Cristo que no pudiera lograr? Lo que Cristo se propuso lo logró, lo que vino a hacer, lo hizo, ¿No sabes acaso lo escrito “Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed”? Todo fue consumado, y si todo fue consumado ¿En qué fue Cristo un Fracaso? Todo lo que se propuso lo cumplió, ¿Dónde está el fracaso de Cristo? ¿No era su sacrificio su última tarea a la vista de las muchedumbres? Su humillación fue su éxito, pues por su humillación fue enaltecido, ¿Dónde está el fracaso? ¿Ves que eres neófito e ignorante? Por hoy hasta aquí llegaré, otro día diré más, no del fracaso, sino del Éxito de Cristo.

Te dejo este pensamiento que Dios me ha inspirado:  La muerte del hombre es necesaria para que viva, la humillación del hombre es necesaria para su enaltecimiento, si alguna vez nos pareciera que nuestros trabajos y esfuerzos se desmoronan, y no dan frutos, pregúntate ¿Cuánto te has humillado delante del Señor? Si aún no te has humillado delante de Él, y no has ablandado tu corazón, no sólo tu trabajo y tus esfuerzos, sino que tu vida misma será un fracaso, pues, nunca serás enaltecido por aquel único facultado para enaltecer.

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