¿ES EL HOMBRE DIGNO DE CONFIANZA?
¿Es el hombre digno de confianza? ¿Es el hombre capaz de guiar a los hombres hacia la tierra de los vivientes? Te diré, ningún hombre es digno de la confianza de sus hermanos, por eso, clara es la sentencia del Señor cuando nos dice “yo mismo iré a buscar mis ovejas, y las reconoceré” (Ezequiel 34:11) y otra vez dice “Y yo mismo recogeré el remanente de mis ovejas de todas las tierras adonde las eché, y las haré volver a sus moradas; y crecerán y se multiplicarán” (Jeremías 23:3), es imposible entonces creer y confiar en hombres, no se debe ni se puede, si se quiere salvación, si se quiere libertad; Dios es la verdad, y conocida la verdad nos llega la libertad, y con la libertad, la Salvación.
Las Instituciones humanas, llamadas por ellos “Iglesias”, que son fundadas bajo el criterio racional de una o varias personas, cuyos estatutos, decretos, doctrinas, fueron formuladas mediante conclusiones Teológicas de pensadores y filósofos inspirados en la ciencia de los hombres, no son confiables; casi siempre detrás de un hombre hay otro, y detrás de aquel otro más, y así, en forma piramidal hay otros y otros, hasta que llega el punto en que los que están más arriba son desconocidos, por lo cual, ¿Podemos confiar en lo desconocido? Nunca se sabe qué pretenden aquellos desconocidos, pero, lo más probable, es que no persiguen nada bueno, ¿Por qué? Antes de decir mis razones, preguntaré ¿Hay libertad en aquellas instituciones humanas que ellos llaman Iglesias? Te diré que no la hay, ¿Por qué? Porque cuando el hombre espiritual llega a su adultez espiritual, requerirá de alimento sólido, y entonces buscará en el Espíritu aquel maná, y cuando le es concedido el conocimiento de aquellas cosas que al entendimiento de los muchos son ocultas, tendrá ansias de gritar aquellas cosas en su congregación, y ¿Qué pasará? Pasará, que cuando aquellas cosas sobre pasen aquella verdad impura, incompleta, y muchas veces retorcidas que se enseñan en aquellas instituciones, sencillamente aquel siervo será silenciado, porque no convienen aquellas verdades a la congregación y a la doctrina de aquellos, y ¿Porqué no convendrán aquellas verdades? No convendrán, porque los sabios que la fundaron quedarán ridiculizados, la doctrina de ellos será vista como lo que es “Una carcasa”, estopa de conocimiento, sus teólogos pasarán de leones a gatitos, pero además, al verse aquella doctrina desnuda y ridiculizada, dejará de percibir ganancias de sus benefactores, que son los que permanecen en lo oculto, en el anonimato, a los cuales les interesa que la verdad siga en oculto; Por lo cual, te digo, no hay libertad en ninguna religión ni denominación, ni secta religiosa, por lo cual, ¡Créeme! Nada bueno hay detrás de aquellas instituciones a las que llaman Iglesias; Nunca la intención del hombre es buena, pues, detrás de sus obras están sus propósitos propios, y los de sus benefactores.
Es tan desconfiable el hombre, que por ello en salmista escribe “No sean avergonzados por causa mía los que en ti confían, oh Señor Jehová de los ejércitos; No sean confundidos por mí los que te buscan, oh Dios de Israel” (salmos 69:6) El salmista sabe que el hombre es tan desconfiable, que hasta el hombre de buenas intenciones podría llegar a confundir quizás no intencionalmente, a aquellos que con buena voluntad buscan a Dios, porque habrán momentos en que las emociones, los temores, las dudas o la inseguridad podrían hacer errar al hombre en la enseñanza del camino; Y Por esa razón, en su franqueza ante Dios, pide el salmista que no sean avergonzados por su causa los que confían en Dios, y que estos no se llenen de confusión por su causa; Porque realmente, el hombre es cisterna rota, y sus instituciones, y sus ciencias lo son también, de lo cual también nos dice nuestro Dios “me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua” (Jeremías 2:13) ¿Qué son aquellas cisternas rotas? Son las ciencias humanas, son los templos humanos, son los sabios humanos, todos los cuales son cisternas rotas, porque son incapaces de almacenar toda la sabiduría de Dios y toda la verdad, porque su verdad no puede guardarse en cisternas, sino que su verdad es como un río a veces de fuertes o a veces de mansas corrientes, el cual debe de fluir y correr, para que todas sus aguas puedan caber en él; La sabiduría del hombre debe llegar a ser como río, cuya fuente de agua está en las alturas, y debe de correr hasta desembocar en el mar (El mundo) y nuevamente aquella agua deberá de subir a las alturas para que con nuevas fuerzas vuelva a bajar por el cauce (el siervo), de esta manera es también la sabiduría de Dios, pues, ella baja mediante el Espíritu al hombre, y el hombre debe comunicarla a otros, a fin de cumplir lo establecido “Lo que os digo en tinieblas, decidlo en la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde las azoteas” de esta manera Dios no dudará en decirnos algo nuevo otro día, y otra cosa nueva otro día, hasta que las corrientes se vallan haciendo más fuertes y más anchas, y tan largas que logren desembocar hasta el mar.
Cada hombre verdaderamente de Dios por tanto es un cauce, por el cual transita el río de la sabiduría de Dios que desemboca en el mar del mundo; Cada hombre es una tinaja que inicialmente por orden y autorización de Dios fue llenado con agua simple de este mundo, a fin de que un día fuese tocado por la mano de Dios para convertirlo en vino nuevo para alegrar la fiesta del Señor; Pero, ¿Cómo saber si un hombre es cauce de sabiduría o es cauce de vana sabiduría? ¿Cómo saber si un hombre es tinaja de vino nuevo o es aún tinaja con agua simple de éste mundo? Su santa palabra nos dice “Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?” de manera que buscamos en los hombres sus frutos, mas no sus frutos materiales, sino sus frutos espirituales, no sus frutos visibles, sino sus frutos invisibles, fíjate en su lenguaje y en sus enseñanzas, pues, la parábola es una herramienta exclusiva del Señor, porque su Palabra nos dice “Y he hablado a los profetas, y aumenté la profecía, y por medio de los profetas usé parábolas” y otra vez dice “Y habla por parábola a la casa rebelde” , así que, aquel hombre que hablando a cerca del Señor y su causa, no usare parábola, mucha probabilidad tiene de ser un falso profeta, por eso, es claro el Señor en decirnos “no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo” Así a como Dios nos prueba a nosotros mediante el fuego del sufrimiento, así tenemos nosotros que probar a estos, pero ¿Cómo probar a otro si nosotros mismos no somos de Dios? El hombre natural debe nacer en el espíritu, pero, así como un niño carnal nace bajo la cautividad de sus padres carnales, así también, el nuevo ser espiritual nace bajo la cautividad de sus padres espirituales, y sus padres espirituales ¿Quiénes son? Sus pastores, sus predicadores, sus guías, su religión o denominación, estos son sus padres espirituales, de quienes recibe su alimento espiritual, que es leche, porque ellos enseñan doctrinas rudimentarias, es decir, se enseñan los rudimentos de la doctrina de Cristo, mas cuando el nuevo hombre espiritual por su insistencia, perseverancia, por su clamor de sabiduría, accede a la adultez espiritual, requerirá de alimentarse de alimento sólido, ya no de leche, y entonces, deberá abandonar los rudimentos para encaminarse a la perfección; Es estando en el camino de la perfección que el hombre debe darse a la tarea de probar a los espíritus de aquellos de quienes recibe enseñanza, y será entonces cuando se percate que aquellos sus enseñadores probablemente son falsos profetas, por lo cual estará llamado a contender contra ellos mediante la sabiduría de Dios.
Las religiones o las denominaciones son simplemente las eras, los viveros donde han sido sembradas las buenas semillas, pero ¿A caso la era es el lugar donde la semilla plantada dará su cosecha? O ¿Es a caso el vivero el lugar donde la planta se desarrollará a su plenitud? ¿No requiere la planta ser trasplantada a campo abierto a fin de que sus raíces recorran la profundidad de la tierra para agarrarse fuerte en su cimiento? por eso se dice “Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción” porque en efecto Dios nos planta en corrupción, nos planta en esas religiones o en esas denominaciones, pero una vez que la semilla ha germinado, un tiempo después tendrá la necesidad de más sol, de más agua, de mejor tierra, le es necesario ser plantada en el campo abierto para que el árbol se desarrolle a plenitud, ´para que sus raíces no encuentren obstáculos y crezcan libremente y sin obstrucción; Las religiones y denominaciones son solo el semillero, no el hogar perpetuo de la planta, la planta ansía libertad, y nosotros somos esa planta, ¿Es libre verdaderamente el siervo que aún se escuda en su religión o denominación? No, no lo es, porque su espíritu no es libre de hablar la verdad explícita de Dios, porque la verdad explícita de Dios es demolición para cualquier religión o denominación, sus doctrinas, sus cimientos o sus bases son incapaces de sostener y contener la verdad de Dios; Somos los hijos de Dios, estrellas solitarias y dispersas, destinadas a ser congregadas por la mano del todopoderoso, entonces, será Él quien nos congregue y quien nos junte.
No en vano fue escrito: “…Si un inmundo a causa de cuerpo muerto tocare alguna cosa de estas, ¿será inmunda? Y respondieron los sacerdotes, y dijeron: Inmunda será. Y respondió Hageo y dijo: Así es este pueblo y esta gente delante de mí, dice Jehová; y asimismo toda obra de sus manos; y todo lo que aquí ofrecen es inmundo. Ahora, pues, meditad en vuestro corazón desde este día en adelante, antes que pongan piedra sobre piedra en el templo de Jehová” Porque ciertamente es obra muerta toda obra de hombres, incluso lo que ellos han denominado Iglesias, por que se limitan a sus doctrinas, a sus puntos de fe, a sus límites del conocimiento, son sencillamente cisternas de almacenamiento; Toda denominación surgida es de una misma fórmula Eclesial, son tan solo reformas de otras que hubieron antes de ella, por tanto no es más que “Un inmundo a causa de cuerpo muerto” Pues inmundo es aquel que tocare un cuerpo muerto, por lo tanto está incapacitado de tocar cosas sagradas como la sabiduría y la ciencia de Dios, porque las contaminaría, y volvería inmunda la sabiduría, la ciencia, contaminaría el saber y la enseñanza, por eso se dice “asimismo toda obra de sus manos; y todo lo que aquí ofrecen es inmundo” Todo por tanto lo que se ofrecen en aquellas religiones o denominaciones son cosa inmunda, son cosa corrupta, servible únicamente para los niños espirituales, los cuales se conforman con los rudimentos de la doctrina, pero para el hombre espiritual aquellas cosas le dejan de ser útiles, y le son por abominación, porque le es necesario alimentarse con alimento sólido el cual no pueden ofrecérselo en estas religiones ni en las denominaciones, sino que debe recibirlo de la fuente directa, para lo cual le es a su vez necesario limpiar el vaso por dentro, desechar todas las cosas rudimentarias, y clamar por el alimento sólido, por eso fue que Pablo se vio en la obligación de dar por basura toda la enseñanza que antes del conocimiento de Cristo había recibido; Porque así es el Cristiano verdadero, el cual pasa de carne a espíritu, y nace en corruptibilidad, y una vez necesitado de la incorruptibilidad debe renunciar a su corruptibilidad; Por eso también el Maestro dice “En cuanto a estas cosas que veis, días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra, que no sea destruida” Porque, un día llega en que todas esas cosas con las que hemos sido formado en nuestras congregaciones deberán ser destruidas para dar paso a la transición de la imperfección a la perfección, por eso, pues, Pablo nos dice “Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección” Porque un día llegará el momento, en que debemos dejar los rudimentos de la doctrina de Cristo, y ¿Qué es dejar a un lado los rudimentos de la doctrina de Cristo? Sencillamente es salir de la era y dirigirnos hasta el campo donde seremos plantados, salir del vivero y ser plantado en campo abierto, dejar los rudimentos de la doctrina de Cristo es dejar a un lado el romance entre el hombre y la religión, o entre el hombre y los ritos, o entre el hombre y la denominación; Dejar a un lado los rudimentos de la doctrina de Cristo es madurar en el conocimiento, y pasar del conocimiento básico al conocimiento eterno y valedero, es renunciar a los principios doctrinarios de una determinada religión o denominación, y declarar la independencia de nuestro Espíritu, alcanzar la libertad espiritual, eso es dejar los rudimentos; En fin, dejar los rudimentos de la doctrina de Cristo es dejar a un lado la confianza que tenemos en nuestros guías espirituales humanos, y poner esa confianza únicamente en Cristo, que es la cabeza de todo varón; Es dejar las simplezas y pasar a la búsqueda de la perfección, recibiendo el sustento directo de Dios y no a través de los hombres.