Cuando veo los mensajes de apoyo y felicitación pienso en lo importante que es poner de vez en vez mis letras, jamás pensé en la posibilidad de ser el destino de tan bellas palabras e intenciones. El mundo de mi escritura no es tan nuevo, empecé a poner algunas palabras entretejidas desde los quince, ustedes saben que no es un modo de vida real; quizá habría que tener algún conocido importante que empuje para hacer de ello una profesión. En mi particular caso hice una carrera, trabajé, fracasé en el amor y en los negocios, en las letras y casi en cada cosa que intenté; no soy mártir, las cosas mejoran substancialmente en cada uno de los aspectos, con historias amorosas que nadie creería por lo intenso, lo efímero, la forma de acabar; en los negocios y también en las letras donde tengo algunos trabajos que van siendo importantes… pero basta de hablar de mí, únicamente fue para darles una visión rápida de ese que soy. Gracias por el apoyo, eso me da una confianza de titán. Ya sabrán de mí.
Existe alguien de quien quiero hablar también, carece de nombre porque es una esencia pura. La descubrí (¿Debo decir qué me descubrió por petulante que suene?) en medio de campos floridos de poesía, ¿dónde más podía estar? Ha sido un empuje grande en cuanto ahora escribo, con ella salen fácil las historias; puedo convertirme en príncipe o en verdugo, el premio final es verla sonreír del modo que ella tiene: con los labios carnosos y fascinantes. Los días al lado de ella (sin estar físicamente) son mullidos cojines de agua de mar, de ese modo es. Es una escalera eterna. Cuando mis escritos tienen un reconocimiento que jamás creí, ella dice que voy por más, que casi no hay límites si es que me propongo algo. Es ahí donde queda claro que me lo he propuesto en gran medida por ella. No podría decir mucho más de lo que le hago saber a diario en cartas, en historias, en amores. Vaya pues para ella también el reconocimiento de las letras mías que no habían visto la luz. La mujer, la musa, la representante, mi correctora de estilo; voz, olor, piel, candor, sexo. Ella sabe que cuando digo que la quiero, suena a muy poco.
Ella y yo compartimos cada felicitación pues yo escribo para sus ojos. Ella elige los textos y los publica confiada en mí, los comparte pues son suyos.
“De algún modo que ni yo comprendo esperabas ahí: sedienta, dispuesta a beberte las palabras que yo tenía atravesadas en la garganta, las que no me dejaban ni respirar; entonces abriste el dique, supiste cómo... me desbordé y por eso ahora las escojo con cuidado, las hermosas, las aladas, las que son tuyas. Tú te refrescas con ese chorro abundante, lúbrico, inmenso. Agitas el cabello y haces pequeñas lluvias por acá y allá. Sabes desperdigar felicidad por tus contornos”
Gracias por la designación del monólogo “Carta que nunca envié”, por sus frases, apoyo, críticas. Les dejamos los escritos y toda la pasión.
ErosWolf