Quiero decir por anticipado que mi intención no es ofender a uno solo de los millones de hinchas, fanáticos, seguidores o como se denominen los seguidores o simpatizantes de los clubes, o equipos, del más popular de los deportes del mundo: EL FÚTBOL.
Cada año en todos los países del planeta tierra se realizan campeonatos de diferentes modalidades del deporte de la pelota número cinco. No sé en los demás territorios de La Tierra, pero pienso que las diferencias son mínimas porque al ver los noticieros deportivos en todos se dan las mismas circunstancias de alegría, rabia, desilusiones, risas, lágrimas y discusiones. En muchos casos con maldiciones al arbitro recordándole su santa madre, que no tiene la culpa, y enfrentamientos en las graderías y fuera de los estadios de hinchas furibundos que se dan en la jeta y hasta se matan por un resultado.
Pero ese no era mi idea. Mi afición por el fútbol es mínima, a pesar de haber sido jugador en mi juventud y luego director técnico de equipos de barrio (mi barrio Tisquesusa de Facatativá, Cundinamarca). Me encanta ver jugar la Selección Colombia y el mundial cada cuatro años, de resto… poco y nada. Lo cual no significa que no me de curiosidad por ver y analizar comportamientos humanos relacionados con este deporte.
En Colombia hay una categoría A y una B. la primera reúne los equipos de élite, los más importantes, los encopetados. Son veinte que se enfrentarán en dos campeonatos de cinco meses cada uno y los dos últimos bajan a la categoría B de donde salen dos que ascienden, pero este no es el tema central. El asunto es que los equipos llamados GRANDES se arman muy bien (significa que compran jugadores de mayor categoría y contratan técnicos mejores que los equipos llamados chicos) para ser campeones, eso es lógico, todos juegan para ganar.
Si el fútbol tuviera lógica estos equipos ricos que invierten mucho dinero deberían ser los campeones, pero sorpresas te da la vida. Para no herir sensibilidades voy a nombrar algunos de los equipos grandes que se sienten campeones del de los primeros partidos y en varias ocasiones ven caer sus ilusiones en los últimos partidos, muchas veces humillados por esos oncenos llamados chicos. Falta humildad.
Equipos como Millonarios (en este último campeonado de 2019, próximo a concluir), Junior, América, Nacional, DIM, Cali y Santa Fe cuando empieza el torneo y van de primeros después de cinco o seis partidos ya se sienten campeones y la soberbia se les baja a los guayos cuando los demás equipos empiezan a remontar resultados y los bajan de la nube. No tengo nada contra los hinchas de Millonarios… ni contra los otros, pero hace dos meses y medio ya se sentían campeones porque estaban en el tope de la tabla de posiciones y Santa Fe en el último lugar, hoy están eliminados y Santa Fe entre los ocho clasificados.
Es solo un ejemplo, así ha pasado con los otros que nombre antes, DIM está por fuera, eliminado por un chico llamado Deportes Tolima. Al encopetado América lo tuvieron seis años jugando en la B y los ejemplos abundan. Eso quería decir y lo dije. Suerte a todos los seres que sufren porque su equipo pierde, es su gusto, yo me dedico a otras cosas que me agradan. Cada uno con su cruz a cuestas. Supongo que en los demás países ocurren cosas parecidas, ya le ocurrió al Barcelona y al Real Madrid en alguna época, solo por nombrar dos de los grandes.
Edgar Tarazona Angel