Recorriendo el territorio colombiano, en están época preelectoral, veo en todos los pueblos afiches, pancartas, pasacalles, murales, vallas, en fin, toda clase de posibilidades de propaganda electoral, con fotografías de muchachos imberbes, en plena adolescencia, como candidatos de algún partido político para hacer parte del Concejo Municipal de la localidad.
Por pura curiosidad pregunto en una tienda o algún personaje que pasa qué méritos tiene el muchacho de la foto y en la mayoría de los casos me contestan que no hace nada, que terminó el bachillerato y no pasó en la Universidad, que es un vago mantenido por sus padres, que quiere ganarse la vida sin esfuerzo y que para eso está la política, en fin, muchos adultos se ´postulan con las mismas intenciones.
Antes de la Constitución de 1991, los concejales no tenían sueldo y la rapiña por acceder a esta corporación era menor. Con el crecimiento de la corrupción y la impunidad que se da en todas las ramas del Gobierno, puedo afirmar que los interesados a ocupar estas curules no lo hacen con la intención de servir al pueblo sino de llenarse los bolsillos. Igual ocurre para los que aspiran a las alcaldías, gobernaciones y Asambleas departamentales, pero aquí estoy hablando sólo de los Concejos municipales.
He conocido casos de hombres y mujeres que hasta vendieron la casa para sostener una campaña y ganar a la fija; digo a la fija porque compran votos para asegurarse de alcanzar el número necesario. También fui testigo de personas que no lograron su cometido y quedaron en la ruina, dos se suicidaron y otros tres perdieron sus hogares por brutos. Y es que no hay lógica en gastar varios millones en una campaña cuando al hacer las cuentas, del tiempo que van a ocupar el cargo y el sueldo que percibirán, no recuperan ni el 10% de la inversión. ¿Cuál es la motivación?... Entrar a saquear los fondos públicos, o sea robar el erario. Conozco casos de enriquecimiento ilícito de concejales y alcaldes de los pueblos que visito y que nunca fueron investigados. Por lo general, de vez en cuando, condenan al más pendejo, el que no sabe las mañas para evadir la justicia.
Muchos vagos, como reza el título del artículo, sin ninguna experiencia política, administrativa, económica o social, lograrán la cantidad de votos necesaria y seguirá el cuento de nunca acabar en este país que requiere de un cambio total. Hay que pensar, y analizar con detenimiento el perfil de los candidatos y su programa a desarrollar antes de votar. Muchos pobres venden su voto y dicen, cuando los políticos suben se olvidad de nosotros, por lo menos en campañas dan tamales, pollos, comida y trago. Es triste pero así piensan muchos.
Edgar Tarazona Angel