En esta pandemia desaparecieron los políticos y, a mi modo de ver, no han hecho falta para nada. Pero los productos del campo siguen llegando y podemos adquirir frutas, legumbres y otros productos del campo que, eso lo sabemos todos, no los cultivan los políticos que, antes bien, se quedan con los auxilios destinados a estas personas humildes que cada día labran la tierra y ´producen gran parte de los alimentos que consumimos.
Nuestros campesinos, y no es fenómeno neto colombiano, son despreciados como si no pertenecieran a la sociedad, son objeto de burla y cuando ofrecen sus productos en las plazas de mercado se les pide rebaja, pero en los supermercados pagamos el precio que sea sin regatear. ¿por qué no tenemos la misma fuerza para exigir a los políticos que cumplan sus promesas de campaña?
En mis frecuentes (por ahora estoy encerrado en cuarentena) recorridos por las carreteras de la patria, me enorgullece ver los campos cultivados en todas las regiones; unas más y otras menos, pero siempre las manos laboriosas de nuestros campesinos orgullosos de su terruño y de su trabajo, manos trabajadoras y honestas que producen gran cantidad de alimentos para que podamos soportar este encierro obligado y necesario.
Ojalá al final de la pandemia defendamos a nuestros campesinos que han sufrido desplazamientos y violencia durante toda la historia, que siguen labrando la tierrita y sacándole los frutos a pesar de todas las adversidades. Benditos sean.
Edgar Tarazona Angel