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Las tarjetas de navidad:

Comenzaron a utilizarse hasta la década de 1870 aunque la primera de ellas se imprimió en Londres en 1843 con la finalidad de poner al alcance de toda la gente los grabados y pinturas  que representaban el nacimiento de Jesús. La costumbre de enviar tarjetas de felicitación se inició en los Colegios ingleses ya que los estudiantes adoptaron la costumbre de enviar por correo mensajes de Navidad a sus padres antes de las vacaciones. Estos mensajes eran cartas o textos breves escritos sobre una tarjeta o papel. Quienes tenían recursos lo hacían en elegantes hojas membretadas con sus nombres grabados.

Esta costumbre se extendió a los Estados Unidos en donde las misivas eran entregadas de manera personal. Fue hasta 1822 cuando se utilizó el correo para este fin. La revista algarabía en su número 87, en un artículo de Francisco Javier Nuño Morales, en el cual se basan los datos de este apartado  narra que el correo estuvo a punto de colapsarse por la cantidad de mensajes navideños que esperaban ser remitidos a sus destinos, de tal manera, que se vieron obligados a contratar personal extra para poder cubrir la demanda.

En 1831 el periódico Diari de Barcelona imprime una tarjeta postal para sus clientes con la idea de que su personal recibiera aguinaldo de ellos a modo de gratificación, además de enviar la felicitación correspondiente por las fechas. Muy pronto, esta idea fue adoptada por otros periódicos y en otros oficios incluyendo a los monaguillos.

La primera tarjeta en serie fue del inglés William Maw Egley en el año de 1842, en ella aparecían personas cenando y bailando, patinadores y gente pobre recibiendo regalos. Aunque muchas personas afirman que fue el londinense Henry Cole el primero en mandar imprimir tarjetas con grabados y mensajes navideños para no tener que redactar y escribir de puño y letra los cientos de mensajes  de felicitación que su negocio le exigía. Para ello, contrató al diseñador John Callcott Horsley y encargó la realización del grabado a John Thompson. La tarjeta tenía forma de tríptico y contenía la leyenda “Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo”. Las tarjetas que le sobraron fueron puestas a la venta en un chelín, que era un precio muy elevado para una tarjeta y por esta razón se vendieron muy pocas, pero ello sembró los antecedentes de la venta al público de tarjetas navideñas impresas.

Fue nuevamente la Reina Victoria quien popularizó la práctica de enviar tarjetas por correo al enviar miles de ellas con diseños exclusivos y litografías. Los costos de impresión se redujeron y ello ayudó a que más personas pudieran comprar tarjetas para sus seres queridos.

Los motivos sacros en las tarjetas de navidad aparecieron hasta 1848.

De Inglaterra, la costumbre pasó a Alemania y después a Estados Unidos a través del emigrante alemán Louis Prang quien llegó a este país en 1850. En 1860 Thomas Nast organizó la primera venta masiva de tarjetas de navidad en Estados Unidos a través de tarjetas importadas de Alemania con la frase impresa: Feliz Navidad.

Esto dio pie a que Louis Prang se animara a imprimir tarjetas navideñas a bajo costo para exportarlas a Inglaterra con tal éxito que terminó también inundando Estados Unidos con ellas. Sus primeras tarjetas medían 5 x 10 y tenían sellos florales en una de sus caras mientras el reverso permanecía en blanco para dar espacio a que se escribiera en él. En 1880 convoca al primer concurso de diseño de tarjetas navideñas ofreciendo un premio de dos mil dólares a la mejor. Los diseños de Frederick S. Church, Arthur F. Thait y Winslow Homer fueron tan hermosos que la medida de las tarjetas aumentó a 17.78 x 25.4 centímetros y fueron vendidas en un dólar. En 1881 se imprimieron cinco millones de tarjetas. Por este motivo a Prang se le llama “El padre de la tarjeta navideña estadounidense”, incluso se dice que las jovencitas en sus diarios llevaban el récord de los Prangs recibidos.

En 1902 aparecieron las tarjetas familiares de Eastman Kodak en las que las familias posaban frente al árbol. En 1910 J. C. Hall, William Hall y Rollie Hall fundaron Hall Brothers, que con el tiempo se convertiría en el emporio Hallmark, la empresa de tarjetas comerciales más grande del mundo.

Aunque el intercambio y recepción de tarjetas es ya una tradición y en nuestros tiempos hay una infinita gama de modelos, tamaños y precios, actualmente está siendo desplazada por el envío de mails que contienen frases, reflexiones e ilustraciones animadas.

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