Gente mala, perversa, vil o canalla.
Gente buena, honrada, compasiva, indulgente.
Gente que miente, egaña, fabula.
Gente que no siente, gente impasible, indiferente.
Y quién fue el que declaró la bondad como nata?
La maldad está en el seno del ser y el hombre elige ser el bien o hacer al displacer.
Me repitieron el versito, lei otros milenarios
y cada vez que adquirí un nuevo conocimiento fui más desafortunado.
Porque al ampliar mi persepcion se sumaron tristezas y pesares
que irremediablemente me pusieron de nuevo alerta,
a la caza de algo más que supere un universo imperfecto.
Somos como atletas en una carrera de obstáculos
en la que el más temible oponente es uno mismo y su yo verdadero.
Y así andamos tropezando, en intermitentes senciones
de seguridad, estima, bondad y maldad;
con pequeños diablillo susurrantes de oídos,
conciencias y pulsiones cada vez más fortalecidas.
Un ciclo vital tan trabajoso, como el que aquerencian los maleficios que enjuiciamos...
No somos buenos, elegimos serlo?
No somos cortos solo unos más ocupados en buscar otra respuesta para el entuerto.
No existen vagos sino gente que prioriza la ociosidad...
Y así andamos bla bla bla...
La bondad no es nata,
La elegimos reclusos, del vértigo al andar.