Bien dije que nuestras alas chocaban al abrirse,
jamás te puse una cadena o un grillete.
Me sorprende que me creas carcelero
cuando sólo quise ser tu protector.
Tu protector, así es.
Aquel que sin tocarte te toca,
que sin mirarte te mira,
que sin acompañarte te acompaña.
No malentiendas mis sentimientos:
ya te dije cuánto te quiero,
ya te dije que de ti nada espero.
Y te digo: yo te cuido y nada más.
Porque quiero verte feliz,
no quiero que caigas de nuevo.
No eres de mi propiedad lo sé,
sólo quiero ser esa muleta que te sostiene.
Mi misión es cuidarte hasta que tú lo hagas,
que recuperes ese aliento que perdiste.
Y no te dejaré pisar ningún pozo sin fondo;
con mayor razón si conozco cuan profundo es.
No lo niego, me duele no tenerte siempre,
pero tampoco quiero poseerte así.
Eres mi más frágil tesoro
y no quiero que te rompas en mis manos,
Esta es mi encomienda y será así:
Yo te cuido y no te celo,
veo lo que tú no quieres ver.
Y terminaré mi servicio el día que abraces otra vez.
(Del Poemario: Acerca de mi Mejor Amiga)