Lisonjera, teatral, de sombra como trasgo...
a donde van tus noches;
al modo que desperdigas tu vorágine,
matas de envidia a tu símil.
Y como si fuese poco de un trastazo
la vanidad decae...
sobre tus brazos, sin elogio de dulzura,
sin un grado de belitre.
Expectante anómalo de un moquete
que das a quien bien te ha querido...
luego quedas en achaque y como loco perdido chivato.
Qué vas hacer con la impudicia...
aun mantenida en tu mente perdida.
Por eso deja que te amen...
simplemente espera y no tergiverses tu alma
que aun luz le queda.