vio su tiempo pasar,
expiado y quebrado
observó al ángel de la muerte llegar.
Musitó un silencio insólito
intuyó que cerca estaba su final,
se maravilló por las gotas irradiadas
más el sosiego no le llegaba en su totalidad.
Transitó,
descendió en compaña del ángel caído,
percibió la naturaleza podrida
poseyendo a la noche estelar eterna.
Se incorporó para seguir ahondando
en un lapso de melancolía que ya no existía,
se rebeló y siguió al lado del ángel negro
en medio de la muerte y de la vida.
quién sitúa esa línea imaginaria
de millones de átomos y células
de cuerpos que no coexisten.
No quiso regresar a su vieja habitación,
a su alicaída cama donde el dolor era su amor,
miró a los ojos de su ángel
intentando hallar su propia justificación.
Y siguió caminando,
lo que encontró no le convenció,
más no quiso retornar
se abandonó sin haber amansado su don original.
Se refugió en su interior,
tal vez ese era el destino,
de una célula tan minúscula
en un Cosmos tan infinito.
Amaneció su vida y el ángel había partido
no subsistía la tierra, no permanecía el lodo,
tan solo una habitación
y su inusitado delirio.
25/11/2000