Pecado has cometido solo uno
No disfrutaste lo que debías disfrutar,
Perdiste el rumbo en el dinero
Será tu castigo, tu eterno malestar.
Más, mira, un ángel en tu cabecera se posa,
Agita sus alas y puedes ver,
Aquello que una vez desdeñaras,
Que una vez trataras con desdén.
Y las mejillas del moribundo las recorren la lágrimas,
Más ahora son las de la felicidad.
Recuerda y disfruta, el desdichado, sus segundos,
Aprovecha al máximo el regalo celestial.
Y el ángel sonríe con cariño y ternura,
Desaparece poco a poco y la nada va llegar,
En la cama permanece el que fuese moribundo,
Ahora muerto el viejo está.
jueves, 11 de octubre de 2001