Cuando estoy en riesgo de amar, siento el corazón tan fuerte como el algodón,
el mismo algodón que se vuelve tan frágil cuando absorbe el veneno de mis miedos.
Se desvanece.
Me hace tan dèbil como el diente de leòn.
Sólo tienes que respirar sobre él para desprenderlo del alma y ponerlo a volar.