No siempre hay respuestas cuando se trata de cuestionar nuestra existencia, cuando se trata de una reflexión, cuando en algún momento de dolor y ausencia nos encontramos cara a cara con la vida dispuesta a dar a manos llenas pero a la vez invadiéndonos de preguntas que solo se responden cuando el tiempo nos alcanza.
No siempre hay respuestas cuando se trata de enfrentar el tiempo ¿Acaso es eso posible? El tiempo tan sabio pero tan celoso de su orden, de su lugar en el mundo, implacable y sereno pero seguro e inamovible.
Cada minuto, cada segundo es una situación, una experiencia, una oportunidad, un fracaso, una alegría, un éxito, una pérdida: no hay manera de evitarlo ¿Por qué? Porque cada momento de vida es un tiempo ¿Perdido? ¿Vivido? Pero no existen respuestas, quizá solo quejas o retribuciones.
Vivimos cada día sin respuestas a todo lo que la vida nos permite vivir, sólo robando un poco de tiempo para seguir luchando por entender nuestra naturaleza, por entender que quizá no debe haber preguntas, tan sólo vivir, disfrutar, escuchar, admirar, amar, porque el tiempo juega y no siempre a nuestro favor mientras nos distrae con preguntas que la vida pone, el tiempo corre para llegar a su meta y dejarnos… ¿GANAR?
MARISOL HERNANDEZ MANRIQUEZ