del hombre omnipotente por billetes,
que cargados en su bolsa ambiciosa escapa como reo de la vida,
cubriendo su real presencia, con el velo de la muerte.
Miren todos aquella figura grotesca,
del hombre danzarín de carnavales,
que oculta sus desdichas y sepulta sus fracasos,
cubriendo su real presencia, con el velo de la muerte.
Miren todos aquella figura grotesca,
del hombre adulado por su fama,
cargado de lujuria, pasión frenética y toxicomanía,
cubriendo su real presencia, con el velo de la muerte.
del hombre que sale de su colmena y aborda el tren mecánico,
súbdito de la materia, esclavo del tiempo, torniquete del sistema,
cubriendo su real presencia, con el velo de la muerte.
Miren todos aquella figura grotesca,
de la familia encerrada en una caja de colores,
que observa sus fantasías reprimidas y devela una falsa comunión,
cubriendo su real presencia, con el velo de la muerte.
Miren todos aquella figura grotesca,
del hombre que dice ser sabio, políglota y conocedor de la Escolástica,
mostrando credenciales de plagiador, de la asquerosa y hermética bohemia,
cofradía de monstruos enloquecidos, indiferentes del dolor humano,
que desangra en una inoperante novela soñadora y estilizada,
cubriendo su real presencia, con el velo de la muerte.
Miren todos aquella figura grotesca,
del hombre gustoso de brindar limosna,
espíritu mediocre, pérfido con su alma, ególatra que en misericordia, muestra la escoria de
animales que siguen al instinto de sobrevivencia,
cubriendo su real presencia, con el velo de la muerte.
Miren todos aquella figura grotesca, del hombre corrompido bajo el trono,
figura temeraria y engatusada de instintos sádicos,
tirano burócrata, maquiavélico y anti-demócrata,
que calla, reprime, sojuzga en la sinrazón imbécil de un mundo ignorante e ignorado,
que cubre su real presencia, con el velo de la muerte.