Cada vida tocada por un propósito deja una estela de delirios en su camino, cambiando sueños, metas, ideas…haciendo historias.
Cada paso deja huella a veces fuerte, a veces débil, llevando consigo susurros, risas, suspiros, lágrimas, vacíos o simplemente palabras.
Cada mente siempre en blanco para el hoy, viendo siempre más allá del término de las horas o mirando atrás al inicio de ellas, haciendo casi imposible la tarea de despertar.
Cada día practicando una dictadura que ni siquiera existe más que en pensamientos lejanos que eclipsan intelectos sublimes, frescos…inocentes.
Cada vida tocada por un propósito a veces imposible de corresponder, con una brecha entre la razón y el sentimiento, deja a su paso memorias imborrables entre líneas salpicadas de tortura.
Cada camino andado a pasos agigantados por conocer el final…el final que se hace lejano a paso lento, pausado y cansado, pero bien vivido.