Se desliza el tiempo
Entre las hilachas absurdas
De mis deseos añejos
Tejiendo filigranas intrincadas
Con dibujos abstractos
De sueños lejanos
Que ya no deseo
Y siento remotos, distantes,
Tremendamente lejos
Espejismos viejos
Que me hicieron daño
Y que ya no quiero.
Salieron los demonios
De mi pensamiento
Y, en mi corazón
Sólo quedan ruinas
De aquellos palacios
Y cenizas frías de muchas hogueras
Que fueron pasiones...
No del corazón
Si no de la cabeza
Que vuela ligera
Y en algún momento
Vuelve y queda quieta... muy quieta.