La tarde moribunda
se despereza vaga..
en una luz opaca, y fría.
que desgaja mis versos este día...
La lluvia pertinaz
borra a ratos tu nombre
de la nieve...
y entonces mi alma
se bate impetuosa
frente al silencio de tu ausencia...
y apuro la cicuta
de la nostalgia...
y me cubro resuelto
de la nieve que cae
como los pinos estoicos
que desafían sin pestañar
el gélido invierno...
y resisten la soledad… como
el esqueleto de un trasatlántico abandonado...
Ahora pienso…
que a lo mejor…
la nieve que cae infinita
es un recuerdo que se evapora…
mi esperanza de una primavera radiosa
en tus brazos.
se disipa en cada gota
que rueda al piso
indecisa, espontánea
y tan efímera
como la llama que nos quemó
en el bosque de los sueños..