conociste a un gran señor
cubriéndote de engaños
hasta el séptimo cielo te elevó.
No levantas ni un palmo
y tus labios ya coloreados de rojo pasión
tacones de aguja para un ser tan inferior.
Diva de la noche
engendro de la creación
que poco te dura el deseo
el deseo y la pasión.
por una morbosa sumisión
cortesana de sueños placenteros
siempre buscando una ficción.
Pubis imberbe
pezones inexistentes
visitados por la lujuria
de cuerpos decadentes.
Pasaron los años
y ya no fuiste la mejor
mendigas el dinero
al mejor postor.
No tienes recuerdos,
ni siquiera ilusión,
implorando una esperanza
denominada desesperación.
Sangre roja emanando de tus venas
es para ti lo mejor
mientras tu hálito se apaga
te llega una visión,
"el calor de unas manos
que te ofrecieran comprensión".
Cuerpo inerte tirado en un rincón
más en tu cara una sonrisa
provocada por la satisfacción
de abandonar una vida
cargada de tanta frustración.