La negra María Vicente
es corazón y badajo,
de las campanas que al viento
le dan canciones de amor.
La negra viste de rojo
otro color no le asienta
es azabache y pionía
el alma del canto mío.
Y cuando escucha tambor
zapatea, escobillea,
se mece como la palma
cuando lo bate la brisa.
La negra María Vicente
canela, azúcar y sal,
inquieta como las olas
sonoro cachón del mar.
El veinticuatro de junio
es ella oleaje del mar,
se agita en su contoneo
y asombra al propio San Juan.