Dice que la miro con miradas que no se contienen
Que mis abrazos ya no son sino los de un deseoso
Y que cuando me toca yo palpito hirviendo
Porque no descifro su beso como espera querer.
Pero es ella la que hace una mala codificación
¿Cree acaso que no puedo respetar una decisión?
¿Cree qué no puedo ahora estrujar mis órganos
para que mi caricia sea pura como antes lo fue?
Si cree que quiero besarla…
No hace falta desear besarla pues la he besado.
El sólo exhalar sus labios me ha consumado
y el sabor de su boca a uva me ha dejado.
Si cree que quiero tocarla…
No hace falta desear que tome sus brazos
El sólo palpar sus guantes me ha satisfecho
y la lisura de su piel me ha acariciado.
Si cree que a mi lado la quiero…
No hace falta desear tenerla a mi lado en retrato.
El sólo imaginar la foto montada me ha alcanzado
y la sombra de su compañía me ha refugiado.
Si cree que quiero respirar sus cabellos…
No hace falta desear aspirar su perfume.
El sólo inhalar el olor que dejó en mis cosas basta
y la lavanda de ese tamiz me ha relajado.
Si cree que quiero disfrutarla…
No hace falta desearla desnuda en mi cama
El sólo roce inesperado de cualquiera me ha llenado
y la complacencia mis instintos ha saciado.
No hace falta sino desear su amigo ser
porque aún nada de lo hecho me ha bastado;
las demás premisas ya han sido solucionadas
pero su resguardo todavía mis manos vacías ha dejado.
(Del Poemario: Acerca de mi Mejor Amiga)