Las hojas siguen avanzando,
se llevan viejas y traen nuevas,
siempre blancas,
esperando dejar de serlo.
No veo nada;
son hojas blancas.
Me volteo ignorándolas,
en cada lugar las vuelvo a ver;
han empezado a amarillarse algunas,
aun así siguen mis pasos.
Miró hacia atrás;
son hojas llevadas por el tiempo.
A la hora del desayuno
el tenedor las agarra;
son de un ligero color sepia,
no parecen darse cuenta.
Les habló;
ahora son hojas…