Mirando a través de la ventana todo se ve tan incierto, tan gris, aun caminando en medio de un mar de gente a contra corriente se siente tan solitario, aun con toda la luz del día y la energía de la felicidad andando por ahí…se siente tan triste.
Aun cuando cierro los ojos e imagino aquellos recuerdos que a veces me salvan de esta realidad, se han ido ya se concluyó el plazo para recordarlos, para vivirlos.
Este sendero tan estrecho que se pone frente a mí cada vez que quiero tomar una ruta, cada vez que quiero correr, siento el aire en mi cara tan frío, tan sórdido, como si murmurara a mi oído…no lo lograrás.
Este sueño absurdo que no logro quitar de mi mente que lucha por sobrevivir…por sentir, por ser real, siendo la razón la que me frena para no sentir, para no soñar, para no continuar con este juego.
Hoy a punto de cambiar el rumbo de mi vida, nuevamente la soledad es mi única compañera…la que nunca falla, la que a pesar de saber que su existencia duele en mi alma…sigue como fiel compañera, ¿Cómo vivir con este sentimiento que duele en lo más profundo de mí? Este sentimiento que carcome mi interior, que se revuelve en mí causando tanto pesar.
Mirando a través de la ventana llega esta brisa tan fuerte que me quema por dentro, por no poder tocarla sin sentir miedo, dolor, quisiera borrar de mi vida todo sentimiento positivo o negativo, solo vivir, no reír, no llorar, no sentir.
Quiero olvidar mi pasado sin deseos de volver, trato de mirar mi presente sin cobardía, quisiera no esperar mi futuro y tener serenidad…quisiera no solo tener que sobrevivir en esta inmensidad, sino poder ser parte de ella más allá de cualquier palabra, cualquier sueño, cualquier realidad.
MARISOL HERNANDEZ MANRIQUEZ