Sonámbulo, el viento me despierta.
Despertarlo no puedo, es muy grave.
lo llevo hasta el sillón, lo cubro suave
sin que el silencio pueda darse cuenta.
Espero al sol con la ventana alerta,
ella me advierte que llega una nave
lo quieren rescatar las tempestades
pero él sigue allí sin que lo advierta.
Abre sus ojos: leve brisa suave,
semeja un silvo donde danza un ave
aliento azul que tiene olor a menta.
Escucha, lo reclaman por su clave,
me dice adiós y yo le doy mi llave,
acaso vuelva en noches de tormenta.
David Rodríguez