Hay personas que se acuestan,
No encuentran por donde dormir,
¿Cuantas horas se habrán de pasar?,
No se aguantan más.
En la cama olisco la humedad,
Me prefiero parar,
Camino y camino,
Enredo mis manos entre soledad.
Limpio las mejillas y se vuelven a empapar,
Me siento a un lado del sofá,
Cuando quiero hablar,
Nadie puede escuchar.
Muevo las manos para no pensar,
Toco el piso, frío, frío,
Me es difícil conciliar,
Camino y le muerdo a un lirio.
Cuento números pálidos,
Del uno al cien, del cien al mil,
Agarro los estropajos,
Los mojo, los tallo.
Apago y prendo la lucerna,
A veces aire fuerte, a veces débil,
Busco y busco el sueño,
Se ve lejos, ermitaño.
Camino de un lado al mismo,
Me encierro en las quimeras,
Son horas y horas con el ojo abierto,
Ni me canso ni me inquieto.
Me adentro al umbral,
Coloco unos cuadros para decorar,
Observo en los colores,
Escucho el gris de los clamores.
No me llega el sueño, me doy un baño,
Voy, me acuesto,
Enciendo un cigarro, lo apago,
Y por fin me duermo.