La Madre
era una Mujer fuerte
inflexible
resistió sin doblegarse
los peores golpes
las caídas más vertiginosas.
Mujer de rostro impenetrable
dura, pero de una generosidad
dolorosa, de una sensualidad
aplastante.
Su Amor era algo así también,
total, resistente
nos cobijó siempre.
Ausente de abrazos,
mimos, palabras tiernas;
conocimos mejor
sus manos cálidas
en una bofetada.
La Madre
campesina y sin títulos
fue muy sabia; conocía ella
de honestidad, trabajo incansable
ascetismo a ultranza
supo hallar
en su mismidad
la entereza necesaria
para no dejarse
Vencer.
Así recuerdo a la Madre
hermosa, nada mezquina
ni cuando amaba
ni cuando olvidaba.