Identificarse Registrar

Identificarse

 

Vivía cerca del cementerio y todos los días, cuando pasaba un cortejo fúnebre, se asomaba a la ventana a ver quién era el difunto de turno. En un pueblo tan pequeño todos se conocían, pero ella no salía de su casa y ya eran varios años en que no se trataba con nadie.

A veces, cuando escuchaba las campanas de duelo, se instalaba en la ventana esperando el desfile mortuorio. Muchos la conocían, pero nadie la saludaba, ella rompió con todas sus amistades y conocidos. Los dolientes la miraban de reojo y muchos se codeaban como diciéndose algo.

Un día escuchó el repique fúnebre de las campanas y se acomodó en la ventana. Venía el sacerdote con dos acólitos y muy pocas personas; eran todas las chismosas del pueblo, sus antiguas amigas, unas lloraban y las demás rezaban. Una corona de flores, de las mortuorias, llevaba una cinta con su nombre. Las mujeres miraron la ventana vacía y siguieron caminando rumbo al cementerio.

Edgar Tarazona Angel

 

 

 

Por favor comparta este artículo:
Pin It

Bienvenido a la comunidad de escritores, poetas y artistas del mundo.

 

Aquí podrá darse a conocer, conocer a otros, leer, disfrutar, compartir, aprender, educarse, educar, soñar y vivir el mundo de fantasía que hay en todo artista.

 

¿Quién sabe? ¡A lo mejor también es uno!

Están en línea

Hay 1744 invitados y un miembro en línea

Concursos

Sin eventos

Eventos

Sin eventos
Volver