El Penúltimo sábado de septiembre
Es el penúltimo sábado de septiembre
Pronto se irá y verlo morir siempre me duele
Hace una semana fue mi cumpleaños y nada esperé
A nadie recordé, pasó como se pasan todos los viernes
Cuando el niño y la fiesta se miran en silencio
Hasta ver quien primero se muere
Es el penúltimo sábado de septiembre,
Antes deseaba que alguien me dejara una vela para soplarla yo
Que se detuviera en partir el pastel para ser el primero quien lo probó
Que dejara el más pequeño regalo para abrirlo con emoción
Pero ahora no, me cansé de imaginar lunas verdes;
Juraría que ayer hice en mi sueño un pacto con la muerte
Para que me diera un año más hasta cumplir veinte
Y morirme en la orgullosa resignación de un inocente,
Juraría que las risas de los niños son tan hirientes conmigo
Ríen y al hacer eco en los huecos de mi corazón calcan mi vacío
Corren y es inevitable envidiarlos a morir deseándoles lo mismo
Que mi alma siente al escuchar quebrarse todos sus latidos
Al ver que son las cinco y llueve;
Antes me reía esperando en todos los tejados un solo amanecer
De esos que brillan y roban la sombra desde ambos pies
De esos que en soledad siempre me hacían patinar
Sobre las heridas de mi ser, y en cada cumpleaños
Se reflejaba sobre una tarta hecha de papel,
Pero miro mis juguetes dañados y lo sé,
Me autodestruyé, al destapar regalos
Que nunca me regalaron, al jugar llorando
Enloqueciéndome por placer.
Es azul y fiestero, es únicamente soleado
Es raro y musical obedeciendo a sus antepasados
No logra convencerme de que sea todo un encanto
Pero tampoco lo odio a morir, simplemente extraño,
Intento imitarlo a prisas con mis pinceles de trapo
Intento decirle que vendo frustraciones y halagos
También amarguras en pastillas y frascos;
Y aquí mismo el episodio cuarenta y siete del silencio
No hay tanto como para decir que ríe cuando por él tiemblo
La risa que suelta cuando le confesé que quisiera sus te quieros
Aquí o en mi entierro, pero que todos también los escuche
Para que la melancolía me deje encender las luces
Y comprobar que existo después de jugar a ser nube
Que dentro de este cuarto se disuelve congelando todo
Hasta las tumbas y las cruces;
Pronto se va y veo que intenta darme una promesa inanimada
No la quiero porque sólo tengo a cambio lágrimas editadas
Tampoco me hace falta; cuando tú llegues yo no estaré
La descomposición estará en un noventa por ciento de mi piel
Ni siquiera seré el espectro que camina por donde caminaron mis pies
Nada hice nada seré, y nadie entiende la fosilización de un hasta siempre
Es el penúltimo sábado de septiembre,
y así como murió mi infancia también se muere
Se muere todo septiembre, sin saber que yo hubiese dado todo
Por ver a mi alma riéndose con su propia muerte.