después de hacerme tanto daño.
No sé porque aún sigo viviendo.
No se porque aún te sigo amando.
Yo, yo que te di mi vida,
yo, que te entregué el alma,
y ahora tu me olvidas
como si yo para ti no fuera nada
Tantas lágrimas por ti he derramado
tantas, que podría hacer un mar.
Pero igual que la flor que un día me diste en la mano,
Ella se marchitó, y yo ya no lloro más.
Mis ojos están cansados
y mi corazón lo lastimaste.
Me iré para siempre de tu lado
aunque siga por ti delirante.
Mi alma y mi mente;
Las que un día aprendieron a amarte
Seguramente ahora,
están dispuestas a olvidarte...
21 de septiembre de 1994