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La sombra roja alrededor de su cuerpo me hace crecer por dentro. Cero y van tres. Todo se acerca a un fin. Mi hermano una vez me dijo: "La vida no es la muerte, es el sueño." Nunca entendí, pero ahora mi vida es mas un sueño y mis sueños son mas bien vida (o algo así). Una, normalmente perfecta, donde el sol sale unos días por el este, y otros por el sur. Una vida donde todos los caminos me llevan aquí, a mi hogar. Este, lleno de colores, no hace mas que ofrecerme felicidad. Estoy sólo en el mundo, mi vida es pacífica y absoluta, no hay nada ni nadie que quiera estropear mi camino, todo está bien, hasta que... un flash oscuro como... nada... me encandelilla los ojos una vez mas. Los colores parecen desvanecerse tornando negro por todos lados. Sólo una luz blanca y brillante viaja sobre mi cabeza. Ésta, entrando por un agujero formado en el techo, alumbra el rostro de aquel. Desperté. En un mundo donde todos los caminos me llevan aquí o allí, eso no interesa. Este, monótono como la oscuridad absoluta, (ahora) me da satisfacción. Una vez mas, estamos solos, yo y mi hermano en este mundo. Una vez mas, mi vida es pacífica y absoluta. No hay nada ni nadie que pueda estropear mi camino, sólo yo.


La ausencia de luz juega trucos con mi mente, dibujando rostros en la penumbra. Demonios hechos de matices obscuros que se mueven pareciendo tener vida. Pero eso a mi no me afecta en lo mas mínimo. Los recuerdos me golpean por todos lados, intentan hacerme caer en cuenta que hice mal, pero yo no los dejo pasar. Una vez mas miro aquel sujeto tirado en el suelo. El olor me empieza a asfixiar, pero... ya lo he vivido.


Mi vida era normal, como la de cualquier otro. Él siempre estuvo a mi lado... siempre está a mi lado (literalmente). Siempre me apoyó en lo posible y a mi, nada me exaltaba. Al menos eso parecía. Pocas cosas recuerdo de mi pasado. Siempre me maltrataron, mi padre se podría día a día tras barras metálicas. Mi madre no pensaba en mas que en su maldito trabajo de mesera y de pu... Pero a mi no parecía importarme nada. Yo era un niño muy callado. En el colegio era a mi a quien maltrataban, lo recuerdo, una vez estuve internado en un hospital dos meses por culpa de tantos golpes propinados por esos desgraciados de doce. ¿Cómo pude ser tan pendejo por tanto tiempo? Bueno, ahí empezó mi viaje a lo desconocido. Por dos meses no moví un sólo músculo, por dos meses estuve muerto, por dos meses estuve al frente de unas puertas que quizá me llevarían al otro mundo. Cuando desperté, no me acordaba de nada ni nadie. Nuevos padres, nueva casa, nuevo cuarto, nuevo techo... nueva vida. Nada me era familiar. Nada me es familiar, hasta ahora no entiendo que hago aquí o porque mis sueños son tan reales (será mi sueño la vida?).


Dos meses intentando morir o vivir, dos meses pensando en cruzar alguna de las puertas. Dos puertas totalmente distintas. Un mundo monótono con un horizonte vertical que separaba las dos puertas. Un mundo totalmente monótono conformado por sólo dos colores opuestos y dos puertas como aquellos. Dos meses, horas, años, minutos, segundos, no me di cuenta de nada. Me desconcentre un segundo y estoy aquí en esta casa llena de sujetos que jamás vi. Padre, madre y otros individuos que no hacían mas que preguntarme si les recordaba. ¿Cómo los voy a recordarlos si jamás los he visto? No entiendo que querían de mi.


Hace tres meses estoy rotando de mundo en mundo. Uno, aparentemente real donde todo es perfecto y tranquilo hasta que el flash negativo quema mis ojos nuevamente. Otro mundo, aparentemente real donde sólo maldije durante tres meses intentando sacarles la verdad. Ahora no desespero. Un padre que supuestamente nunca tuvo un cadáver que pagar y una madre que siempre me cuidó. Me alejaban de mi verdadera vida queriendo esconder mi oscuro pasado. Me volvían loco intentando olvidarme de mi hermano y convenciéndome de que esa niñita era también mi sangre, olvidan a su propio hijo... ojalá se pudran en su infiero de... Malditos creyentes, pensaban que sólo pidiéndole a Dios algo todo se iba a arreglar pero sólo acabará a mi manera. No entienden algo y se inventan un dios para su conveniencia. Crean un ser invisible que "anda por todos lados, que siempre estuvo a tu lado y que siempre está a tu lado". Esquizofrénicos que creen ver la imagen de una virgen que nunca han visto en realidad, sólo en más y más imágenes creadas por algún cualquiera. Este mundo loco y catastrófico existe hasta que caigo en un paralelepípedo blando exhausto de vivir, un hermoso final.


 

 

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