Primero fue un silencio que no me permitía comprender si el tiempo existía o existió, no sabía o no podía recordar el ayer porque para mi no había ayer ni mañana, sólo un presente que mi razón no comprendía.
Caminé mucho, sin sentir la fatiga ni el cansancio, luego cuando menos esperaba escuche unos cánticos hermosos entre risas infantiles. Al acercarme me di cuenta que eran unas criaturas con aromas de rosales y jazmines cuya inocencia se hacia angelical en cada palabra, en cada forma de preguntar por cosas que en verdad creo alguna vez haber conocido.
No sé si celebraban algo o tal vez esa era su forma natural de ser. Por mi experiencia de lo aprendido, porque en verdad hay cosas que aun recuerdo les prepare caramelos, piñatas y sobre todo algunos juegos que tanto ellos como yo disfrutamos mucho.
Cuando les pregunté sentado en una piedra que más bien parecía una enorme pelota de algodón, ¿Cuál es el nombre de ustedes lindas criaturas? Ellos respondieron con una voz que al escucharla resonaron en mis oídos como un canto a la alegría, nosotros los más grandes somos Serafines y los más pequeños son los Querubines.
Uno de ellos me pregunto ¿y tu amigo como te llamas? Les respondí, en un tiempo me llamaban el Recreador pero para ustedes y para todos los niños soy JONA el amigo de siempre.