Hay seres que marcan la vida de sus hijos por el abandono... falta de amor y por su inalterable egoísmo... a ésa niñita que quizás pisa muchos caminos de mi patria dedico mi microrrelato.
Padre e hija ante la jueza, comparecen por una demanda de alimentos que ella se atrevió a cursar en contra de su padre. Quién haciéndose la víctima trata de ganar el apoyo de la profesional, quejándose de la niña por sus modales y reprochando carácter insoportable por su rebeldía y personalidad. Ella perdió a su madre hace mucho tiempo y aprovechando el padre el buen pasar de los abuelos, se olvidó de esa hija dejándoselas a cargo de todo. Ella trata de explicarle a la jueza, que su padre no colabora con sus gastos y no existe preocupación por sus estudios y más aún que nunca va a verla. El hombre insiste en defenderse, solo acusando a la niña de su conducta... como hasta de haberle llevado al tribunal.
La jueza le explica que para la edad que tiene, llegó bien documentada e informada de cómo hacer la demanda. Ante el cuento de nunca acabar... la jueza pide a la menor que vaya acompañada de uno de sus abuelos para dar crédito de lo que está diciendo. Al sentirse presionada a seguir esperando, ella le dice a la jueza: ¡MI PADRE NO ME QUIERE! La jueza la mira y dice: No existe ninguna ley que obligue a tu padre a quererte. ¿Y la Ley de Dios? pregunta la niña.
