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Ha ido llegando gente poco a poco a este hotel, la penumbra que ofrece la niebla del camino hace mas brillantes las luces que adornan la entrada.

Se ve acogedor, y es, acogedor.

He visto rostros que han pasado por mi puerta, he escuchado pasos en las escaleras, puertas que se cierran, algún sollozo, muchos suspiros, algunos que rasgan papeles (supongo que son cartas o fotografías).

Pero también he escuchado risas, cuchicheos y he visto abrazos, besos fraternos y satisfacción en algunos ojos.

Hotel de Corazones Rotos, donde la melancolía desborda los fragmentos de corazones parchados. Parchados de sueños, anhelos, esperanzas y recuerdos, donde algunos los curaron con cemento y hormigón y ahora lo sienten frío y solo.

Habitaciones calladas, en expectante silencio. Ventanas abiertas, rostros en las cornisas, inhalando el aire que rodea todo, como queriendo hallar el aroma de quien terminará de sanar las cicatrices.

Días y noches que pasan y gente que llega.

He visto desde mi puerta a los fantasmas de cada uno de nosotros flotando por entre los pasillos, hablando de nosotros, contándose nuestras historias, mirando con sus ojos vacíos de vida cada habitación y asintiendo la existencia de cada fantasma, asintiendo, con cada historia, su propia existencia.

Los miré desde el umbral de mi puerta y ellos me vieron, miraron a mis fantasmas que me rodeaban y los llamaron, mis fantasmas se fueron con ellos y he sentido la paz para poder escribir esto.

Tenebroso lugar se convierte la oscuridad de los pasillos vacíos cuando todos duermen, en esos momentos aparecen mas fantasmas. Los he visto salir de los sueños de cada uno de nosotros, como una chispa primero y como un recuerdo después. Y se quedan con esa fuerza dentro suyo.

Tienen la cara demacrada cuando están solos, a veces sonríen y su rostro se ilumina y yo me quedo con esa visión siempre que pienso en sus fantasmales figuras.

Los escucho murmurar por entre las paredes, es mejor que salga un momento antes que mis fantasmas vuelvan a rodearme y los demás rodeen a los suyos propios, a sus creadores.

Necesito respirar aire puro, mirar las estrellas y dejar de pensar que la soledad atrae a tus fantasmas y les da toda su fuerza, necesito pensar que mi corazón ha comenzado a armarse nuevamente y que la soledad solo es un tramo en el camino, un corto tramo...

 

FIN

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