Un adicto es un ser humano enfermo que tiene afición desmesurada a algo o alguien y no puede prescindir de esas personas o ese algo sin ayuda profesional; en general se aplica a las drogas, pero también al juego, el cigarrillo, el sexo, las emociones, etc. Los que hemos tenido alguna adicción y estamos recuperados sabemos lo difícil que es sobrevivir si eso que nos atrae tan poderosamente que, muchas veces pensamos que nos morimos sin ESO.
Cuando padecemos de una adicción hacemos hasta lo imposible para satisfacerla, que lo digamos los fumadores. Cuando yo fumaba y a las once o doce de la noche me llegaba la ansiedad buscaba por todas partes un cigarrillo o una colilla para poder aspirar el humo, buscaba hasta en los recipientes de la basura. Un amigo alcohólico caminaba mas de un kilómetro a la una o dos de la mañana, aunque lloviera, hasta el lugar donde sabía que le vendían, por lo menos un trago.
Los adictos al amor viajan, caminan, suben montañas, cruzan los mares para encontrarse con el ser amado. Igual con los adictos al sexo. Eso se refleja en las letras de las canciones y en muchas frases: No puedo vivir sin ti, si me dejas me muero, tú eres mi vida, yo soy tuyo y tú eres mía. En Colombia lo llamamos traga y en la costa traga maluca y refleja esa apremiante necesidad de ver, oír, tocar besar, tener sexo con ese ser.
Sólo los que padecen alguna adicción, reconocidas por la OMS (Organización Mundial de la Salud) como enfermedades, van a entender la magnitud del sufrimiento de los adictos obligados a permanecer en sus casas, algunos sin posibilidad de beber, fumar, drogarse, jugar apostando (todos los casinos están cerrados), tener relaciones sexuales en los burdeles… sólo ellos me entenderán el título de este artículo.
Las personas normales, se entiende que son las que no tienen ninguna adicción, desconocen el poder de la ansiedad por consumir que acosa al adicto a sustancias o emociones. Abundan a diario las noticias de intoxicados, suicidios, muertes por sobredosis y crímenes pasionales; esto se debe a la ansiedad que lleva a los extremos. El alcohólico no bebe para sentirse bien sino para emborracharse, el drogadicto para huir de si mismo, el ludópata para sentir la emoción del reto diario y para perder (está comprobado que a pesar de ganar grandes simas sigue jugando hasta que las pierde), el adicto al sexo necesita a diario la satisfacción de su lívido, etc.
Esta es una opinión, si escribiera un ensayo necesitaría demasiadas páginas porque el tema es extenso. Se me ocurrió escribir sobre el suicidio porque tres personas conocidas ya lo intentaron, por la sencilla razón de que no pueden satisfacer su adicción, por supuesto, ellas no me lo contaron, lo supe por familiares. Y el suicidio, para ellos, es la última salida.
Edgar Tarazona Angel
