En mis tiempos de estudiante había una materia llamada Religión y se estudiaba con el Catecismo del padre Gaspar Astete que se debía aprender de memoria. En esa época, como en todos los tiempos y ahora, siempre hay estudiantes que toman las cosas en broma y arman burla hasta de lo más sagrado como los símbolos patrios y las enseñanzas de la religión. Y para no culpar inocentes quiero decirles que uno de esos burlones era yo.
Todos pasamos por edades de tomar a la ligera hasta las cosas más serias y mi generación y yo, no fuimos la excepción. Con el librito del catecismo en mano y en grupo, para no hacer aburrido el aprendizaje, recitábamos las obras de misericordia: las siete corporales y las siete espirituales que pueden ver en el encabezamiento de este artículo y que aquí les reproduzco, con mucho gusto para mi fanaticada, como decía Diomedes:
Obras de misericordia corporales:
- Dar de comer al hambriento
- Dar de beber al sediento
- Dar posada al peregrino
- Vestir al desnudo
- Visitar a los enfermos
- Visitar a los presos
- Enterrar a los difuntos
Y a continuación las espirituales:
- Enseñar al que no sabe
- Dar buen consejo a quien lo necesita
- Corregir al que se equivoca
- Perdonar las ofensas
- Consolar al triste
- Sufrir con paciencia los defectos del prójimo
- Rezar por los vivos y los muertos.
Nosotros hacíamos un revuelto de todos los demonios y armábamos las obras de misericordia de la siguiente manera…. Por ejemplo:
- Dar posada a los muertos
- Dar de comer a los presos
- Vestir a los defectos del prójimo
- Dar consejos a los tristes
- Perdonar al que no sabe
- Enseñar al triste
- Perdonar las ofensas del sediento
- Dar posada al hambriento
- Sufrir con paciencia a los difuntos
Y así hacíamos con la historia patria y, en general con la Historia Sagrada que era materia obligatoria en esos años de los sesentas.